Usurpando Vidas


Este día al despertar de mi pequeño lapso de sueño acostumbrado, me acompañó una sensación de usurpación y desencanto. He venido dando a alguien lo mejor de mi, ya sabrán, esa seguridad de ser quien eres sin censuras ni prejuicios, el querer ser lo que en verdad somos fuera de este cascarón que nos toca cargar como tarjeta de presentación, esto llamado rostro, cuerpo, piel…
Después de tanto pensar, como siempre, sólo he obtenido un gesto parecido a las gracias pues mi papel fue el de una muy buena maestra de vida, un escalón para poder saltar, un medio para un fin, algo necesario pero pasajero ¿les ha pasado? Ser sólo un buen recuerdo que ha enseñado a amar, a ver cosas desde otra perspectiva y todo eso será otorgado a alguien que no seré yo, pues he sido muy buena maestra ¿debería sentirme orgullosa?
Me parece un tanto cómico, algo satírico e incluso maquiavélico, ser utilizado como un bulto capaz de soportar e incapaz de sufrir, sentir y llorar. Supongo que debí ser avisada con anticipación acerca del uso de mi persona, quizá la maestra debió aprender a no sentir los besos, los abrazos, las noches de “sexo” y los te amo... ¿Debí pedir honorarios?
Y es que prácticamente fue un salto de persona, insisto, sin tiempos sin pausas, y me parece completamente un insulto, una usurpación a mi persona con un personaje completamente distinto a mí, pero no entrare en detalles, pues quien soy yo, sino más que un aprendizaje de vida.
Pues vaya, sólo sé que esta vida es sólo un instante, por lo tanto, sólo un instante seguiré en estado moribundo, ausente y lastimoso. Que sensación tan cruel, seguir falseando frases para retorcer mi dolor, debo decir que todo esto es una basura, un vomito asqueroso de confusiones pertenecientes al amor más grande que siento; sin embargo me rehúso a ser parte de un juego adolescente en donde se reparten frases a dos personas con la misma intención.
Anda y ve a decirle que me extrañas, que me amas y que has declarado que estas seguro de tu error y tu arrepentimiento, anda y dile que vivo en tu casa, en tu piel y en cada segundo de tu vida, al menos recuerda que tu maestra te enseño ha decir las cosas como son. Después de todo has terminado el curso y yo seguiré aquí, entregando diplomados como máquina insensible que soy.


¡Anden todos a decir que están usurpando vidas!



[Nota personal: Aún no comprendo el afán de verme como el ser más maravilloso, como experiencia inolvidable que se deja de lado y se le da una palmada esperando que sonría y nada pase en mí … que afán el suyo, el tuyo, ¿el mío?...]


Viviana Nevárez

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