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Mostrando entradas de mayo, 2011

• Audacia nocturna •

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No importa el tiempo que pase vienes y yo te recibo, suave, húmeda; ardiente como recibe el sol, la brisa. Tienes la llave yo el portón y buscamos la excusa una noche cada noche todas... De tu vientre emana el deseo que baja por tus muslos, de golpe se posa en tu falo digna arma para iniciar batalla. No sé cómo llamarte, amoroso, amante e infame harás de tu nombre antónimo para volar hasta mi pecho. ¿Qué hacer si tus manos son mi hoguera? Fuego creciente, me fundes entre caricias soeces; de miel y flor de aceite. No importa que estallemos, en gritos, ocultos cual amantes; perezosos al marcharnos jamás distantes. Vendrás siguiendo mis piernas para regar con tu sexo mi sexo de vodka tu sudor, el mío; y de humo tus besos prohibidos. Viviana Nevárez

• Te amo •

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Amo como me ven tus ojos y las manías que coleccionas. Amo tu sonrisa. Tus defectos y deseos impropios, amo cada susurro... Me gusta perderme en tus brazos decir que te amo que tus labios son de azúcar suave textura, dulzura. No quiero robar tu corazón ni que me regales promesas quiero abrazarte al atardecer y beber tus besos cada amanecer Caminar de la mano, no siempre, pero andar; ser cómplices y complicados Te amo lo suficiente para no asfixiarnos pasar la noche inundados en más caricias y menos reclamos. Viviana Nevárez

• Abstracción •

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Si pudiese aniquilar el tiempo lo haría comerlo de un bocado evaporarlo y huir. Rotar el mundo esconder lamentos y que los peces anden en dos patas que vuelen, las algas, vuelen. Nadar en el cielo y soltar cometas al mar ser uno, siempre, y no dos; besarnos. Si tan sólo pudiese pintar sonrisas donde hay llanto cambiar de corazón, como de zapatos. Poder beber alcohol hasta perderlo todo, dormir eternamente silenciar mis gritos. Nadar contra corriente y en lugar de manos, ramas, quedarme ciega, carecer; de versos y poesía. Beber remolinos de café tornados de besos y caricias, carentes de cuerpos; desaparecer sentimientos. Si pudiera ceder ante el tiempo regalar mis insomnios todos, cada demonio, el dolor, la decepción; lo haría. ¿Quién querría un baúl, viejo, dañado, fastidiado, lleno de angustias, falta de sueño; sangre y lágrimas oxidadas? Viviana Nevárez

• Otro lamento •

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Ya sé que me escurro de pronto y que dejo a mi paso, llanto, pero no quiero promesas al llegar la tarde, siempre desertan. Me cansé de alegar con las aves de regalarles plumas y ver, sentada, como emprenden su vuelo; alto pero yo caigo sin llegar al fondo. Quisiera tocar el suelo, quedarme ahí sepultada , casi muerta apenas respirando, bajo el lodo; sosteniendo algún recuerdo. No sé qué decirle al tiempo, infame, pero seguro se larga, de nuevo, para evitar condenas y yo seguiré cosechando tormentas. Aquí va otro lamento, cotidiano, y mil tazas de café matutino un puñado de insomnios, mil demonios, tantas llagas. Otro lamento, y reclamos, enfermos todos enfermos. Va también, mi sed mis huesos fosilizados, mis labios hambrientos, carentes, deseosos… No quiero arrastrar un cuerpo absurdo, tonto, lleno de sentires emociones deformadas; atroces, y esos te quiero que agonizan. Yo lo sé… por eso me voy me alejo de tu cuerpo, de tu vientre, puerta al cielo, que siempre, siempre se torn

• Bar de ti •

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Me fumo tus labios para no besarlos huir de tu elocuencia suicidarme en tus brazos. Cuna, guarida de caricias reclamos aguardando sobre tu vientre gusanos de seda, insectos con alas. Yo camino con la tarde arrastrando susurros que nunca llegaron a tu oído temerosos e inocentes. Y bebo tus palabras para no amarlas o amarte y ser tumba de caricias o recuerdos que asesinan. Ando como andan los gatos de noche y a hurtadillas saltando los tejados huyendo de la luna. Humo, sólo vapor de ti del intento fantasma por no ser ave de rapiña hurgando en tus huesos. Carne, devorar tu carne y tus ojos marrón, mentirosos, como esta lluvia insolente que llega de golpe. Bajo esta luz parpadeante la música de tu cuerpo, ritmos asonantes; bar de ti, embriaguez compartida. Sólo esta vez, danzantes, desconocidos ardiendo agua sal en los cuerpos, salida de emergencia, sexo. Viviana Nevárez

• Poema de ocaso •

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La tarde amerita de ti de la manía de tocarte por perversión y adicción, desnudarte sin permisos. No necesito rosas regálame pecados que nací pecadora, que surgimos viciados. Amarrados al placer sedientos, como desierto, amantes de sexo; cobardes, siempre corriendo. Devoremos, entonces, a puritanos y dioses y hagamos fiesta pagana sobre tu cama mundana. Olvida mi nombre que yo te olvidaré, seguro, después de tu obligo me llamaran amnesia. Sobre el sol que se aleja bajo la luna pendiente arrodillémonos juntos para amansar apetitos. La tarde es un pretexto para traerte a mis muslos ser océano, marea alta; y asesinar el recuerdo. Serás sólo poema de ocaso y yo viajera en tu sexo animales impertinentes amorales y escandalosos. Terminaré por amarte un segundo, nada más; para no ser tan injustos para no morir en prisión. Viviana Nevárez

• Aquí estoy •

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La noche también se burla de mi de las lágrimas que caen diario sobre mi almohada. Y aquí estoy yo, de nuevo, sosteniendo el dolor en mi pecho ahogada ahora entre mis vicios píldoras, café y alcohol. Dicen que así se van las penas y yo llevo más de un año, intentando, sin ningún resultado. Quedan cicatrices y el amor que se ha convertido en condena, ¿cómo borrar el pasado, la sensación de ser una idiota? ¿Cómo? sí cada día es eterno, y yo quiero que llegue mi adiós; un hasta nunca, caer, agonizar... Aquí estoy ahogada en versos recordando palabras tuyas sufriendo cada mentira. ¿Cómo sobrevivir a esto? De raíz se arranca la maleza de tajo y sin piedad, y yo no puedo borrar ni tu nombre como deseo, hombre, olvidarte. Te llevo en los labios, en el pecho, tatuado profundamente sobre la piel tus caricias y en las entrañas la despedida. Aquí estoy cansada de cansarme de hablar de ti sin ti, harta, llega la madrugada amarga; un último suspiro, el suicidio. Viviana Nevárez

• Mujer y diosa •

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Recorro lento tu cuerpo tu cabello es de seda, huele a fresas, da paz; cada rizo es un pretexto. Besar tus ojos, tus labios, esos labios que son un vicio y yo me vuelvo tu adicto tu pecado y penitencia. Llegar a tu pecho, admirar, desde ese ángulo perfecto; ese par de senos tuyos y la gloria que vive en ellos. Ahí nace la lujuria y el encanto entre la curva perfecta nos tocamos sin recelo y brota del silencio un suspiro. Dame de beber de tu boca, mujer y diosa, encanto; pero no me ames ahora cuando nos deseamos tanto. Debajo de tus ropas el mejor regalo y tormento, soportar las ganas de tomarte tirarnos al piso, desnudarte. Abrazar cada centímetro como sí el tiempo se nos fuera en un segundo y para siempre, hacer de tu vientre poesía. Mujer y diosa, amante nocturna he de dejar el pasado en la tumba para empezar en tu sexo y terminar los días en tu cintura. El camino siempre es desierto llegar a tus muslos y sostener mi promesa: estar a tu lado el tiempo que duré un orgasmo. V

• Retornos •

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Me cubro los ojos una vez más para ocultar todo, y no llorar. El dolor no cede no lo hará, y tengo miedo, miedo, miedo… Es un hueco inmenso, maligno, que sólo quiero correr perderme y desaparecer. Ya no queda piel ni uñas ni versos sólo restos vestigios de ti. Más dolor, tragedia, y el absurdo sentir de no olvidar de no olvidarte. Quisiera sepultar heridas amansar el llanto sofocar mis demonios. Y siempre retornas me robas el alma lentamente me agotó asfixiada, terca. Tal vez un día no haya regresos se termine el aire no tenga más fuerzas. Me cubran el cuerpo me amarren las manos me saquen el corazón y entierren mis poesías. Pobres, tristes, como el desencanto y la noticia de perderte, para siempre. Viviana Nevárez

• Me dueles•

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Aún con el tiempo pasando, lento, me duele en el alma, en la vida, ahí en la herida que sangra y respira y pretendes mi serenidad y alegría. De entre tus cosas las mías, procura buscarte y encontrarte de tus manos mis corazón pende, y tus ojos te muestran pendiente. Lastimas lo lastimado, intentando; hieres tan profundo, me dueles, porque tu apariencia es distinta porque asesinas, ¿quien eres? Justificas sentimientos, acciones, explicas razones y las repites conciente de tu agonía y la mía propones me convierta en compañía. Me dueles en mi cuerpo, sediento, y en tu lengua que escupe las mentiras, extrañas mi presencia, propones, invitas a que corra a tu lado. Te preocupan los regalos otorgados, las letras hechas canciones, las huellas, te asusta la posibilidad de indiferencia y procuras mantenerme en tu vida. Me dueles en este amor que tengo, en estos mis recuerdos y lágrimas te conviertes en redentor de dolores angustiado por todo, indeciso. Acudes a mí, como siempre, buscando

• Pasa la noche •

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Pasa la noche misteriosa y taciturna, como tus ojos negros tranquilos e indecentes. Se detiene el tiempo justo debajo de tu vientre bajo luz de luna danzamos impacientes. ¿A dónde van tus suspiros? tu andar de hombre valiente, si no te he pedido nada no vengas a ofrecerme todo. La madrugada llega indecisa entre el día y la noche, camina, tambaleante como tus besos; de humo y licor, delirantes. Yo quiero tenerte, hombre, sólo después de media noche cuando el mundo se detiene cuando las personas duermen. Pasa la noche esperando la caricia más ardiente la que vive sólo en tus manos esa que te torna mundano. Agua de tus labios de seda del mar que anuncia tu lengua, llamarada enfurecida que llega entre el reclamo y un latido. Sobran las ganas de verte dibujándome un lamento, para ser amantes sin tregua pasa la noche en espera… Viviana Nevárez