¿De qué muerte te escondes?

Hay cosas que recuerdo y cosas que voy olvidando cosas que no me han hecho falta y otras como se extrañan. Nos llenamos de cosas en lugares sin nombre, de nombres en extraños momentos. Parecemos la sombra de un pasado constante un pedazo de nada que pretende que es todo, maltrecho, mal hecho, distrofia sentimentaloide;  nos falta todo y jamás nos sobra. El dolor sobra  en casa de todos,  de los ricos, por ser ricos, de los pobres... y el anhelo nos queda. Los tibios abrazos o la caricia sincera. Hay cosas que destruyen el alma y otras destruyen paredes cosas que pueden ser sustituidas, intercambiables y cosas que jam ás regresan o nos regresan. El corazón, el amor, los besos, las palabras, la vida. Somos los zapatos más viejos dentro del salón un salón oscuro y solitario, un baúl con candado, fosa de cada soldado muerto en batalla; de vida, tantas muertes en una sola vida, y un alma jodida. Pero qué bonito es querernos más

De noche los fantasmas regresan ya no se quedan quietos ni callados, tienen recuerdos, tienen memorias; son otra vez los necios y desquiciados. Necesitan irse para volver, traer todos los encargos y comenzar necesitan saberse heridos, sufridos; e incluso añorados. Yo no extraño el lloriqueo de madrugada ni las largas noches de insomnio, no deseo las heridas purulentas ni los ojos de los lobos disfrazados de cordero. Me da miedo querer no sentir y pedirle a los dioses que olvide amar y que de golpe se vaya el desdén, las lágrimas, la amargura... Ojalá se pudiera sacar el corazón y seguir vivo. Andar, comer,  defecar; es una locura. Lo insano es no sentir, no querer despertar un d ía. Los que llegan te traen reproches angust ias que se multiplican, cabezas que se agachan al andar o pasos que se arrastran por doquier. Los que llegan son fantasmas con cara de novedad, disfraz de esperanza, corazón de asesino; mente de animal y

Los insomnios ya no son como antes y el café ya no es igual.  Los minutos de silencio se convierten en espinas, heridas que sangran; eternidad tras eternidad en un principio sin fin. Me duelen los suspiros que no poseo ya, el desencanto, se agotan las rosas de aquel jardín que construí apenas ayer bajo una luna llena y brillante. Todo a mi paso colapsa, desaparece, muere. A veces me llaman las manos ajenas, los besos, las caricias que desconozco pero existen. Se mezclan entre las ganas y una cama medio vacía. Aquí todo es soledad, incertidumbre constante del mañana aquí hace falta lo que se fue o aquello que destruimos; falta hace que no me haga falta nada. Ni tú. O falta pensar, tal vez; que nunca hubo algo. Se hace eterno el día en el que no te encuentro que son casi todos los días, y navego con bandera de fuerte, de positivismo puro... La fe nunca ha sido mi amiga, ni soy de las que rezan, pero he pedido que el tiempo no me alc

Se te arrugan las manos con el tiempo el pensamiento, el alma... Que aunque digan que no existe, hay cosas inventadas que nos gustan. Como el alma, las hadas, los unicornios y los finales felices.  Los ojos como las flores, se marchitan con las interminables promesas; rotas, diferidas.   Hojas secas sobre la cama, eso son los recuerdos. Te vistes de mil colores porque te falta todo el amor que algún día tuviste, el deseo, todo lo que uno pierde cuando está en guerra. Dicen que la vida es un instante y que el amor un juego que se aprende. La grietas comienzan por dentro con intenciones de nunca sanar, crecen, se vuelven agujeros que no saben cerrar;  nido para los reproches. Te cuelgan los ojos y te arrastran los pies y hay noches, como estas, en las que no puedes dormir. Se llama destino, karma, o inventos lo que a tu intelecto le alcance. Viviana Nev árez

Es un placer no saludarte ocultarme de tu sombra, saberte ajeno , distante muerto. De tus palabras mi inspiración que se reduce a tu ausencia, al recuerdo de la huída el desencanto. Ulises, Odiseo, muerto pero también resucitado. Te duele tanta carencia y te escudas en la indecencia. Buscas el amor en todas partes porque tu cama está fría  y tiene sobre ella una mujer insulsa; perdiste la cordura y la dignidad. En tus manos ya no están mis manos ni mis sueños son los tuyos y creo hoy en los milagros como el milagro de habernos alejado. Ulises, Odiseo, el triste. Eterno buscador, cosechas sólo recuerdos vives de trivialidades; seducido por demonios tan común como corriente. Fantasma que me atrapa en sueños Ulises, Odiseo, pequeño. Te encojes de hombros, disminuyes y en un plano alterno te destruyes. Ulises, Odiseo, otro. Viviana Nevárez

Qué final tan triste tuvimos de aquellos besos quedo nada y de los abrazos cálidos... Toda la poesía era de amor. Era un mar inmenso e interminable olas de caricias que se multiplicaban, de minutos que se iban; saltando de alegría. Eran los buenos días y las noches buenas. Qué final tan caótico inventamos nos dimos todo de golpe  y de golpe nos lo quitamos; fue todo guerra cuando era paz. Era siempre el cielo en la cama y el infierno tener que despertar, nos dijimos mucho y nos faltaba tanto; éramos luz entre tanto llanto. Qué final tan... ¿Y si todo se detuviera? que los besos jamás se marchen que no haya lugar para el dolor. que olvide para siempre el sufrimiento. Daríamos vueltas por las calles de siempre sujetos sujetados de la mano, a veces eufóricos a veces callados; siempre amantes, siempre amados. Nos toco la tentación absurda, el desgane y un disgusto que se incubo de noche; por el cansancio dia

El amor es miedo, miedo de perder. Primero pierdes la cordura, enloqueces como si el mundo no existiera; eres un muerto en vida que ama.  El amor es sentir que todo se derrumba que tus piernas son frágiles y tu corazón idiota, es sentir que tus pensamientos sucumben  que la razón se cohíbe y se oculta.   El amor, de cierta forma, nos vuelve imbéciles discapacitados sociales.  Acumulamos los perdones, las esperas, los mañanas que jamás llegan.  Uno se enamora de uno mismo estando con el otro, amas sentir lo que sientes amas dormir con la mitad de la cama llena, aunque pases las noches luchando. En el amor hay guerra. La guerra nocturna, cuerpo a cuerpo noches de sudor y a veces sangre; de lágrimas.  Luchas por un pedazo de cobertor el lado izquierdo de la cama, la almohada más blandita; luchas por quedarte siempre, alerta.  El amor es culpable de muchas muertes el amor es asesino, suicida, mutante, es prostituta, e