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Mostrando entradas de marzo, 2011

• Pensar, pensaba, pensé •

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Pensaba que te iba olvidar que la noche no sería eterna que el fantasma de tus besos no me perseguirían. En cada suspiro un recuerdo y el dolor tajante del amor ese amor que ataca el alma que atrofia al tonto corazón. Queda sólo el reproche y un puño de heridas esas cicatrices inútiles que han destrozado mi vida. No quiero los brazos de nadie ni la promesa quimérica ni años compartidos para terminar siendo polvo. Pensaba que tu cuerpo era mío que se trataba de sueños de estrellas ordinarias y solas o cenas, sexo y amapolas. Pero qué le dices al fastidio, para no culparlo de los daños qué haces con el deseo anidado sobre tu cama. Dónde guardas los fantasmas dónde que el día es efímero las noches infernales y es la luna testigo del suspenso. Pensaba que eras hombre no esclavo, ni sátira o maleficio, que tus ganas eran mías y tu ojos dos luceros. No hay perdón para el insomnio o para la agonía perpetua no hay escena que no sufra ni momento en que te olvide. Arráncame de tajo tod

• No estás •

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Tú no estás, no más, no estás porque te fuiste una tarde cualquiera a los brazos de ella. No fue la partida, no lo fue, sino tu arrogancia y desplante la estupidez de tus deseos carnales. La mentira y arrebato, el regreso, tus promesas sosas, desesperadas; las noches después de eso el sexo, las lágrimas y el frío. Cada gota derramada el dolor absurdo por amarte, tú no estás más pero queda la costra inmunda. Te di los besos que tenía el amor más puro, todo; y me quedó la certeza de ser quien más te tuvo. A media noche lloré, cada día hasta hoy al amanecer no tendré nada de ti tal vez una herida o cicatriz. Tú no estás, pero existes porque te di confianza y recibí traición, te di caricias; me arrancaste el corazón. Entre dar y recibir el preludio del adiós, ingrato; como tú, vacío como aquella quien anestesia tus noches. Tú no estás más pero te arrastras en secreto para volver desde tu infierno a suplicar el perdón, que no tengo. Viviana Nevárez

• Afuera •

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Cerrar los ojos un rato para negar lo aparente afuera el sol se disipa el cielo pierde color. La guerra es hoy y no mañana el deseo ambicioso: paz, la respuesta de todo, miedo; afuera no hay más adentro. El aire es denso y extraño hay rostros atormentados, a media noche las aves gritan se escucha un himno de despedida. Hay hombres con hambre, cansados, niños sin sonrisas; hay organizaciones falsas y noches de verano, frías. Ilusiones que cuelgan de un hilo y ojos que lloran sangre, hay tierras que están muriendo mares, océanos y lastres. No hay violencia, es furia; el mundo hastiado de sí afuera el todo se empalma y el vacío pretende existir. Viviana Nevárez

• Del odio que no tengo •

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Si pudiera dejar de amarte, lo haría tomar una pastilla contra el recuerdo que suprima el deseo, las lágrimas, deshojar mi piel para borrar tus huellas; fácil, tomaría la dosis sugerida al día. Escupiría cada te amo al suelo, eternamente, deseando que tus labios se sequen, mueran que tus ojos se escurran por tu rostro, te desangres por dentro y por fuera que se pudra tu carne por extrañarme. Que te quedes sin fuerza, se te salgan los huesos y te falte el oxigeno para hinchar tus pulmones, ojala pudiera arrojarte al abismo, observarte ver que te quedes suspendido en el aire deseando caer para no perecer la agonía. Del odio que no tengo invento un sentimiento que mis palabras se quemen en el infierno, si pudiera hacerte mal, como dices, si no te amara; si fuera sencillo olvidar tus besos, tu sexo, la locura cambiaría mi hastío, el sufrimiento permanente. Si tan sólo no te amará como te amo, gritaría hasta explotar tus oídos frágiles, y que tus intestinos se retorcieran todo el día

• Tu lejanía •

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No es un pretexto la distancia atravesar océanos para verte y desafiar al tiempo. Tu lejanía, es más que un miedo a enamorarme. Es el espacio que no ocupas y mi mano solitaria cada tarde es pensar que puedo tenerte pero jamás besar tus labios. Es querer hacer que tu mundo sea mi mundo, y viceversa, esperar que llegue una fecha volar a tu lado, extrañarte. Un vacío algo anormal que se acompaña con lágrimas es la cita a la que no vendrás porque estás y no estás. ¿Cómo te abrazo sin tocarte? ¿cómo disimulo la impaciencia? aquí nada se perdona, ni la impotencia; absurda, ni la maldita escena. Puede el sol pensar en la luna añorar una caricia, soñar con el amor; pero jamás podrán compartir la tarde, los días de lluvia, el verano ardiente. Tu lejanía despertó mil temores: huir de la ciudad; que es tuya, esconder entre las nubes las quejas por intentar creer que eres posible… ¿A quién le cuento que existes? que no has sido un poema o invento ni una historia o un cuento a quién, sí a

-Memoria 6-

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Aquella tarde todo parecía normal, nos dimos mil besos mientras fingimos ver el televisor. La noche llegó tan pronto que no pudimos percatarnos, entonces nos acercamos a la cama para volar un rato. Lo recuerdo bien, aquella noche hicimos el amor, hablamos del futuro… Hoy me da risa, yo era tu muñeca, literalmente. El accesorio de temporada, el artilugio que te hacía sentir una persona mejor. Qué fui tu mejor instrucción, fueron palabras de tu boca. ¡Qué estupidez tan grande! Llamarme maestra y después, marcharte; cobarde. Hay memorias que no cambian, aunque uno las disfrace. Hay mentiras que matan, y yo recuerdo que no mentí. Aquella tarde todo iba bien, era un día como todos. En mi memoria guardo cada palabra dicha, como recordatorio para no creer en ti, hay memorias gratas y memorias duras; hay también imágenes que quisiera apartar. Yo nací tragedia, ironía, sarcasmo; fui niña, adolescente y después mujer. Como todos, lloré la primera vez que vi la luz de este mundo y supongo,

• Reflejos •

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Me aterra perderme en el reflejo la visión extraña de uno mismo, parecer lo que no somos, ser distintos y semejantes a todos. En el espejo mis ojos no son míos no reconozco nunca mi rostro ¿será que no soy el reflejo? ese cuerpo extraño, cansado y deforme. A media noche es distinto la imagen es una silueta empolvada el murmullo de una historia que se agota, lentamente; palidece. Detrás de las pupilas un semblante ajeno, como es ajeno el tiempo y los pasos que no he dado, intruso el aire, desconocido. Son mis manos instrumentos sagrados para enaltecer, violentar, transgredir; cada espacio. El reflejo en el espejo, de lo que veo y ven otros… Reflejos que van y vienen entre tropiezos y desvaríos, malditos e inocentes; hombres y mujeres, en la danza de la vida, obstrucción simulada. Existir sólo entre multitudes entre las miradas del otro, el juez y el juicio; el reflejo que ha pedido permiso para percibir y guardar el deseo de ser invisible. Retratos que se saludan a cada paso en

• Invisible •

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Aunque agite lo brazos no me ven, parece que no existo o no quiero existir ni voz ni corporeidad, invisible. Caen de mis ojos gotas de mar agua salada e inútil, sentimiento líquido; y sigo pensado que sentir da náuseas. El reloj avanza, jamás se retrasa con el deseo permanente de ser aunque sea un instante, un segundo. Cuando el sol se mete soy feliz la tarde me cobija en su regazo y yo siento que soy el atardecer. El cielo, la luna y las estrellas no tienen a nadie, no son de nadie, pero salen siempre, orgullosas. ¡Qué necedad, la mía, por continuar! cuando se te caen los ojos, cansados, y los brazos se tienden, rendidos. ¿A quién le cuentas que no estás? que el corazón es una mosca, molesta, asquerosa; un parásito. Duele ser invisible, agonizar en silencios para no estorbarle a los otros y sólo la noche comprende. Mi imagen se perdió en el reflejo en ese monstruo desfigurado el espejo que me presume quién soy. No puedo ver más allá de los huecos, la arrugas prematuras y es

• Cosas •

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Siento el calor que me provoca escucharte como un verano que pinta inolvidable y en tu sonrisa los mares, el oleaje que trae la tempestad. Son cosas que no tienen palabras rastros que dejamos para encontrarnos como verdades falseadas; decirnos adiós y permanecer juntos. Te quiero porque eres y no sabes, discutes todo y no callas nada a veces quiero evadir tu mirada esconderme en el olvido, disiparme. Ya no voy a pedir que te vayas o que el tiempo se haga olvido, no seguiré hablando de lesiones sino de la dulzura de tus fragmentos. Cosas que das sin darte cuenta como esa luz que emana de tu cuerpo y las estrellas que viven en tus ojos; cuando llega la noche, eres mi luna. No pensaré en amores pasados de aquellas vivencias no quiero recuerdos sólo el murmullo de tu llegada y el delicado son de tu poesía. El viento que entra por mi ventana al pensar en ti, sentirte en mi cama, son cosas, sencillas palabras, emociones; despertar, extrañarte… Beber café en la azotea, leer un libro,

La era tecnológica

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Olvidé cómo era trazar líneas y después borrarlas. Danzar con mi mano sobre el papel, equivocarme y dejar horribles manchas, hacer notables mis errores. Sé que con el tiempo también olvidaré la tibieza de mis amigos, el roce elegante de los amantes, el saludo comprometido del hipócrita. Es la era tecnológica, se mandan besos electrónicos, abrazos cibernéticos y muestras de amor en millones de píxeles. A veces, yo misma me someto a este medio, para después lamentarme del suceso más triste. Ya no usamos los medios para comunicarnos, los medios nos usan y nosotros sobrevivimos por ellos. La tecnología es una herramienta, surgió como tal, para facilitar las actividades del ser humano; los procesos e incluso, el aprendizaje. Sin embargo, yo me cuestiono ¿en qué momento dejo de ser una herramienta y se convirtió en una necesidad, casi básica, del ser humano actual? Desde una perspectiva filosófica, la tecnología pende entre dos posiciones: ¿es una herramienta constructiva o destructiva?

• Hablando de ti •

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Esta noche no hace frío afuera llueve pero en mi sale el sol es como un abrazo cálido o un beso tierno al amanecer. Es la sonrisa que veo sin ver el canto de una paloma nocturna y su sonata: noches de ti, aquí me bebo el tormento. A media noche la luz el recuerdo claro de tus ojos marrón y miel como olvidarlos al atardecer. Hiciste de tus manos rosas, suave rocío para cubrirme la piel y dejaste mis defectos a un lado, siempre, dibujando mis labios. Tú, emerges de la oscuridad, demonio y ángel, quizás; terco, impaciente, brutal. ¿Qué hago con tu amor de cristal? Es un ola que no avisa el suspiro enamorado a cada paso me alejo en cada verso te acercas… Podría ser la luna testigo de cada mentira que nos decimos, al cerrar los ojos ya no siento nada pero sueño que te escribo. Cada letra que recuesto en el papel cada gota de tinta que derramo, es una línea que trazo sobre ti es un chispa para hacer grande tu océano. Hablando de ti, no tengo nada, ni letras ni moción me faltan horas

• Bendiciones •

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Uno anda recibiendo bendiciones como si quitaran el dolor, la pena, bendiciones en el desayuno; después y junto con el pésame. Que raras costumbres las nuestras repartir a todos ofrendas, pruebas, como coleccionando trofeos; artilugios glorificados. Tengo tantas en un cajón, por el suelo, en cada rincón de la habitación a veces las escucho llorar se quejan de ser obsequios nada más. Ya no quiero bendiciones, dame un abrazo, cierra los labios y abre el corazón entendí que las palabras son engaños y la razón, está demente. No han aprendido a secarme el llanto son bendiciones que ya no deseo, tengo alas y no son de ángel carezco de cordura y de sueño. Dale bendiciones a un perro y verás que se te queda viendo si tienes suerte, sino, dará la vuelta se olerá el trasero y seguirá comiendo. Me canse de recibir a diario, bendiciones, la tarjeta impersonal, el mensaje social; espero un día vengas y me digas: ¡Maldita! Y equilibrar un poco mi despensa bendita. No me interesa el agua sagr

•Te dejó luz •

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Las huellas son mi recuerdo esa cicatriz que deja tu malicia, la huida cobarde, el engaño; cada palabra, cada mentira. Te dejó luz para alumbrar tu vida sofocar tus culpas, todas, que yo no quiero la zozobra; el perdón cabizbajo. Ya morí varías veces y queda dicho fue la historia más hermosa y el final más desastroso; perdí, más que el amor, mi amor. Las horas que compartimos, años; la cama triste de tu cuarto, cuna de encuentros salvajes y esa pared grabada con detalles. Te dejó luz para tu infierno me reservo, hoy, mi tormento y el deseo inútil de odiar para ocultar el amor que siento. Escucharé en silencio cada necia palabra tuya, y la reseña de tu accidente; lloraré cuando caiga la noche. De los pasos que caminamos guardaré sólo los míos, como un reclamo a mi corazón torpe, inútil, enamorado; te dejó luz y mil deseos. Ojalá que el tiempo nos borré que no te conozca, siempre, que en el futuro, no me encuentres; deseo que no te enteres de mi muerte. Te dejó luz, copa de vino

• Sirena •

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Llevas años jugando a ser mujer,  desde niña coloreándote las mejillas haciendo de tu rostro un hechizo; intentando alcanzar el cielo con tacones.  No eres niña tampoco mujer sirena mía, sirena de todos y nadie, cómo aprendiste a volar alto disimulando tu cola; ocultando tu mar. ¿A cuántas almas has encantado? con tu voz penetrante, tus deseos, tu voluntad, jamás perecedera de pequeña te escondías entre lujos. Zapatitos de colores, artilugios,  desdibujando sonrisas, secando corazones, no has de conocer fronteras, sirena; porque no sigues pasos sino caminos. Tu vida ha sido rosa, excesos sin reproches como el ave eres libre, vuelas, emigras; pero siempre regresas a casa ¿qué nuevo reto vencerás hoy? ¿Cuántas bocas callarás? para apaciguar un poco tus dolores y la manía tuya de ser estrella, diosa de mil océanos, poseída por ninguno. Sirena mía, hermana, niña, traes debajo de tus escamas, amor; el deseo incomprendido yo te llamo a gritos siempre: ¡te admiro! En silencio,