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Mostrando entradas de julio, 2011

• La espera •

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A mis labios sedientos ¿qué les digo? ¡dime qué! cuando no te tengo y estás y no eres. No puedo sostenerte creer que te quiero o me quieres, a veces. Ya ni hay tiempo de volver pretender que nada pasa tomarnos las manos, mordernos los labios. Se me caen los brazos cansados de esperar por creer en ti; quimera. Viviana Nevárez

• Hasta el tiempo me olvida •

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Escucho el bullicio del viento las hojas secas sobre el suelo, mis letras tendidas en la cama y yo distante, solitaria. Me cansó de ver palabras decirlas, hablarlas, estoy agotada sin motivos y triste, de esa tristeza que contagia. Aquí ya no pasa el tiempo se ha olvidado de buscarme ya no deja señales, no encuentra; ni restos ni residuos. A mí todos me olvidan y paso a ser fantasma, ya ni recuerdo o tormento; sólo una ráfaga, un muerto. Viviana Nevárez

¿Qué por qué te beso?

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Te beso porque te acercas beso tus labios venenosos, con tu manía, planeada; de ser amante y nada más. Beso tus palabras simples esa historia a medio contar, las mentiras, el engaño; beso tu paso fugaz. ¿Qué por qué te beso? te beso porque diste marcha y te acercaste más. Porque quiero… besarte, y puedo, deseo. No preguntes nunca más el por qué de mis actos, sí en ese segundo, fuiste; una caricia briaga. No hablaré de mi pasado ni querré saber del tuyo, estoy cansada de reclamos; de seducciones secuestradas. Te beso porque eres hombre y tus labios son soberbios, te beso porque me mientes y yo juego a que te creo… ¿Qué por qué te beso? Porque tú me has besado primero. Porque a media noche, nos debemos, al menos; el intento. Viviana Nevárez

• Un cuarto •

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La puerta se cierra sin hacer ruido cuatro paredes, silencio; nada dentro. Dar vueltas, siguiendo sólo los pasos círculos y círculos; en un cubo, confinados. Un segundo, todo cambia las paredes caen son de cera. Todo se inunda tiemblan mis pies. Arde el suelo, arde de cera el camino, de cera, tus ojos destruidos; colgados de suplicio. Queda sólo el reflejo humo que sale de tu boca y la mía, marchita. En un intento, flotamos. Un cuarto, para dos de nada y de todo a media noche tu voz es mi voz. Los restos se contraen tu y yo en el centro un universo, colapsa; un cuarto, no estás. Viviana Nevárez

• Insomnia •

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Something happens when the moon falls, falls my dream, too. And I cry. Corpses dancing all the night; something is wrong. I can fly. Looking around me, darkness only a space between dead Insomnia, waiting room a piece of shit, this life. My dried heart, slowly It's so quiet the sky. I try to whisper, the demons are behind me and I try to hide my fear. It's insomnia guilty, and your eyes those magical eyes. I can't breathe, beast of my heart, You do not know; what I have to bear every day. Something happens, ghosts are here with my tears they feed that's it all, I never get up. I lost my breath, I lost my feel. Walking in the street, I see a little bit of you, everywhere; I try to be strong, I try to be insomnia it's my love, my fall, my pain. Looking around me, loneliness the only hope, the only road; this nightmare never end because I never sleep. I'm dead. Viviana Nevárez

• Lo que fuimos •

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Nosotros fuimos un momento el último destello de esperanza queriendo amar, besar, pretendiendo sentir de más. Al tiempo le dimos tiempo demasiado, y nos vimos, de nuevo. Sobrios, nos desconocimos; fui una puta elegante y tú, caminante. Nadie supo cómo murió la llama chispazo, brote abrupto. Y me llamaste diosa y yo te dije: amor. Letras, palabras que lanzamos. Miedosos. En tus uñas aún había rastros de ella. En mi cuerpo, caricias de él; besos tatuados y heridas. Una fiesta sin despedida. Todo fue un reproche. Tú, yo, ellos. Pero le llamamos amor, fuego, tal vez lo fue. Tal vez lo es... nosotros fuimos veleros. Lo que fuimos no fue incierto ni pretexto o ilusión fue un salto sin cuidado, un arranque, sin pasión. Pero no voy a arrancarte ni una lágrima, fuimos como el viento ligeros, serenos, sin rumbo. Y como él, al tiempo; nos vamos. Viviana Nevárez

• Serás, serás •

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Mujer, de tardes y noches recias, serás abrigo en la tormenta de piel, de seda que adormece; júbilo en primavera. Trataré de adornar tus muslos no con una rosa cualquiera, serán los murmullos del viento; pétalos de aliento sobre tu cuerpo. Abrir tu corazón y no tus piernas para beber tus besos y no tu sexo, páramo de vida, infinito. Serás silencios compartidos. En una esquina, cualquiera, con ropas caras o sin ellas serás mujer y no florero; ni intercambio de promesas. Cuando caiga la tarde en tus brazos, ligeros, recargare mi cabeza, torpe; y creyéndote diosa, te amaré. Amarte, con cada partícula aunque después muera y ser, siempre, tu estrella; de centelleo perecedero. Serás, de todas la más bella no única, jamás indispensable pero sí deidad. Digna, indigna, de todos mis pecados. Cuando te canses del tocado de la imagen de sirena, artilugios para encantar a incautos; podrás venir, desnudarte. Serás una caricia tibia un instante para pensarte, ser o no; mariposa de la noche,

• Ojalá pudiese amar •

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Quisiera abrir las cortinas dejar entrar el sol, sentirme cálida, viva; bailar con cualquier canción. A todas horas escucho tu llanto aquel sollozo que provoqué, tu gesto de molestia; derrota, por el dolor que te causé. Ojalá pudiese amar amar tus ojos, perlas gigantes, con gran decoro y devoción; regalarte todas mis tardes. Dar, no sólo mi corazón también el alma, un poco, una llama que te abrigue una esperanza de pasión. Si no tuviera mis alas rotas y el dolor no fuese adicción, tal vez, de a poco y muy lento; podría dar más que un lamento. Amar, amar tus labios gruesos y cada rizo en tu cabello besarte sin besarte; tocarte hasta aprenderte. Ojalá pudiese amarte a media noche a media tarde, dejar de arar mis tristezas; y cosechar todas tus promesas. Sí no hay queja de tu encanto o de tus bellos poemas, de ser tan cuerdo y osado; no hay queja de tu abrazo. Ve y reclama mis cenizas a un bastardo, enamorado; sólo un poco, un poquito, de lo mucho que ha robado. Ojalá pudiese a

• Opuestos •

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En el espiral de tu ombligo se esconde la luna, con ese deseo de ausencia; de morir sobre tu vientre. A las once de la noche tus piernas son caminos un puño de recuerdos, y abruptas consecuencias. No voy a perderme en tus ojos o en el reclamo de tu cuerpo, no accederé a tu propuesta; de ser amantes y no opuestos. Pero voy a fumar de tu boca el humo absurdo que exhalas, rescatar ese beso que se ahoga entre tu lengua. No seré tu amante, dispuesta, ni tu mujer de ocasiones, seguro tu pesadilla tu reclamo e ironías. Opuestos, uno en cada esquina y tu voz pidiendo abrazos. Hoy escribo en tu pecho, demonio; porque es demonio como te llamo. Soy de tu boca, tu ebria boca, y de tus labios prestados. Pero somos opuestos, siempre; opuestos embonando. Viviana Nevárez

• Caníbal •

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Descubrí que para olvidar cada espacio, cada hueco, debo hundir mis dientes en ti; arrancarte la carne. Esta dicho, amado mío esta tarde serás olvido, voy a seguir tus pasos; todos acurrucarme en tu cama. Con el silencio de tu descanso me abriré paso, seguro, voy a sacarte los ojos con la lengua y morder tus labios. Caníbal, revolveré tu vientre con tu intestino voy a adornar mi cuello; adoraré el murmullo de tus lamentos de a poco, será de a poco y lento. Llámame como quieras yo con tu lengua hare canciones y de tus dedos pinceles, para mis labios sedientos. Te prefiero en trozos, rojos, marchitos, putrefactos; en salsa o marinado para evitar lo amargo… Caníbal, seguro así te olvido pesas un rato en mi vientre y reposas en mi mente de prisa voy a tragarte, de prisa. Seguro que así te dejo en unas horas tirado, lejos, en algún mar de desechos; destrozado, olvidado, muerto. Viviana Nevárez

• Obscuridad •

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Siempre que tengo sexo, amo, debajo de las sábanas, te amo. Con las luces apagadas, sedientos, me enamoro entre penumbra. Cuando la luna se asoma a la ventana yo grito que eres mío, y eres mío, qué importa que mañana seas de otra; o despiertes en su cama, dolorido. Dios vive justo bajo tu vientre entre tus piernas, sobre tus muslos, pilares que sostienen tu orgullo; ahí nacen y mueren, arcángeles. En ese momento te beso, te muerdo y olvido tu nombre, hombre; para dejarte ser libre, volamos. ¡Siempre volamos! Entre campos de amapolas, nos decimos todo. Te vas, me extrañas y yo espero que pronto regreses; para llenarme de ti, para tenerte. Yo sé que al pasar el hechizo, cuando la luz aparece; es coger. ¡Coger, coger, coger! Pero a obscuras le llamamos amor. Viviana Nevárez

• El loco •

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Tú siempre has sido un loco. Encuentras en mi, belleza, y las cosas más tiernas; yo digo que estás ciego, tonto. Eres un loco perdido, bajo la tierra, lombrices; que siguen tus pasos lentos y yo espero, hombre, te alejes. Cualquier día apareces tu sonrisa desatada y tus ojos, esos ojos desorbitados el loco te han llamado. Loco por enamorarte cada día y cada tarde por dibujar en mis lunares por esperar a que yo sane. Yo no sé qué hacer contigo cuando llega la noche, no soy, me refugio en mis demonios desaparezco, me voy. ¿Por qué eres mi loco y no de otra? porque si yo no quiero tus besos tus besos de agua bendita, de margarita marchita. Amo tu ternura de hombre tu gracia de hacer poesía, y esa manía tuya de hablarme; de darme el cielo en las manos. Por eso eres loco, transeúnte, mejor sin riendas que te aten a ti, hombre poeta; nada debería frenarte. Prefiero tus berrinches, tu odio, dejarte partir de madrugada con ese montón de celos, de dudas, de locura. Yo no quiero ser tu

• Del odio a mi amante•

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Odio aceptar que me provocas más que un deseo, temblores, con un poco de tu presencia; y despierto exhausta de pensarte. ¿Cuándo llamarás para quedarte? para pedir que no sea sólo amante tal vez, me fascina tenerte y te quiero a todas horas, mío. No quiero llamarte ángel siempre has sido un demonio, y entiendo tu cobardía como finjo entender tu engaño. Amo que exijas mi presencia que planeemos vernos sin vernos. Ya no puedo huir de tus caderas del vaivén que nos deleita. Odio que agites mi espacio y piense en verte, a deshoras, con los ojos cansados a merced de tu llamado. Ángel, creo que amo tu descaro y llamarte demonio, hombre; montarme en tu cuerpo beber de tu pecho. Quisiera ser iceberg ante tu hoguera e ignorar las ganas o caricias, pero a tu paso dejas un océano; oleaje hambriento de tus muslos. Yo no quiero verte, misterioso, pues he descubierto tus hechizos ese par de ojos tuyos y míos que comparto con ella. Dime, demonio de madrugada, ¿qué extrañas más que mis senos?

• A mitad de la noche •

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Siempre hablo de ti en las noches cuando todos se van a dormir, le cuento a mi almohada tus proezas; y aquellas manías que jamás te quité. Con las luces apagadas, espero, como sí fueses a venir a la cama. Aquí, a este espacio vacío; tu lugar convertido en consuelo. Ya ni sé por qué aún te reclamo o por qué me muerdo los labios, ansiosa, esperando tus susurros; tus manos dibujando en mi cuerpo. A mitad de la noche, te encuentro postrado entre mis recuerdos a veces turbios, dolorosos, lentos; a veces sucios, delirantes, nuestros. Todos se quejan de tu ausencia por el aroma que dejaste en mi piel, por la sonrisa que te llevaste contigo; y aquella mirada viva, aquella alegría. Es de noche cuando te siento abrazado a mis caderas, imperfectas, sujeto, casi aferrado. En silencio, mis brazos te buscan. A media noche, comienzo… con un montón de letras tiranas, tu foto rasgada, mis ojos hinchados; y este insomnio, que de a poco, me mata. Viviana Nevárez