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Mostrando entradas de 2017

• Un montón de silencios •

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Hay un montón de cosas que prefiero no decirte y es que aprendí a callar desde muy pequeña, mas que un mecanismo de defensa; a manera de protesta. Y yo me callo porque encuentro a muchos gritando y los gritos se convierten en ruido, el ruido siempre lastima... Al final, el panorama es triste. Heridos, heridos de palabras. Porque hablar siempre es bueno pero hablar de más no tanto porque a veces poco es mejor que mucho, o lo justo; es precisamente lo que necesitamos.  Hay un montón de cosas que no te cuento como las pecas que me aprendí de memoria, y las dibujo en el viento, sobre mi mano o sobre tu pecho; un mapa de ti mismo. Al final estaré segura de que he callado demasiado pero he dicho lo justo. Y a cada palabra le doy su lugar, y el valor que he debido darle, aunque otros no lo hagan aunque los te quiero se les caigan... Y así en un bucle infinito me quedó en silencio pero te digo a veces cuánto me faltas, o cómo recuerdo tu sonrisa. Tus bes

• Cuando se trata de hablar de ti. •

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Cuando se trata de hablar de ti ya no se qué decir. Habló en pasado de lo bello, de algún vago recuerdo e intento sofocar lo que hemos dañado. En plural, para no hacer de esto culpas aunque los precedentes te acusan y todos mis sentimientos. Incluso odio, rabia, infelicidad... lo más triste.  No encuentro lugar donde esconderme o donde huir de tus desdenes, de tus estupideces, y puedo leer todos tus te quiero, creerlos, tomarlos; pero no puedo quedármelos. Cuando se trata de hablar de ti, me diluyo casi casi me omito. No quiero pensarte, porque pensarte es dolerme y me duele andar sufriendo siempre. No es justo, saber que no te hecho mal sentirme mal, saberte herido.  Yo no fui quien rompió el delgado hilo quien convirtió el amor en castigo. Noches enteras buscaba tus manos y encontraba la mitad de la cama vacía, la música siempre encendida y nuestros corazones en silencio. Cuando se trata de hablar de ti, eres buen mozo, coherente, y escondes

• Días grises •

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Hay días que se tornan grises, tristes y fríos aunque hayas disfrutado de un arcoíris, las cosas a veces sólo son las cosas sin motivos y sin razones.  De repente el café se pone amargo  y no hay miel ni azúcar que le endulce, se te cae el pan o la galleta. Se te cae la sonrisa y crees que está en el suelo, por alguna parte. Y uno pasa el tiempo buscando las sonrisas recalentando la taza del café, insípido,  releyendo un libro que tanto amas y tanto odias. De pronto lloras, ríes y lloras… Te volteas a ver tu reflejo, y te encuentras. Estás colgando de un trapecio sin saber cómo llegaste, sin ganas de aprender a saltar, de nuevo; porque te duele la espalda, las nalgas y el alma. Y no entiendes de poesía, ni de prosas, y odias los “círculos de lectura” y las frases Zen. A los positivistas y   los hipócritas,  y son días grises. Son días tristes… Y así terminan, en puntos suspensivos. Viviana Nevárez

• Tontos recuerdos •

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Ya no sé para qué te escribo o para qué te busco entre pensamientos, si hace ya un tiempo que nos dejamos y andamos caminos diferentes. Ni tú has de sufrir mi ausencia  ni yo añoro tu presencia. No hubo duelo, fue cosa del tiempo y tu boca la que nunca sabe callar; la que no reconoces. Fue cosa del alcohol y la poesía que tus versos no rimaban conmigo y nunca supe danzar bajo tu velo, o algo que llaman destino o algo que llaman amor. ¿Qué puedo saber yo? Si de ti lo supe todo; y todo no sirvió, nuestra cama de fuego se volvió de cristal y no te extraño tanto ni te extraño más. Y fuiste la locura de mi copa de vino… aquello que no puedo nombrar lo que el viento ha borrado, lo que ya no recuerdo; has sido lo que guardo y nunca encuentro. Y pasan los días y sigo escribiendo de tu pecho, de tus brazos en mi cuerpo. Cada canción o cada recoveco. Son sólo tontos… tantos recuerdos. Viviana Nevárez