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Mostrando entradas de noviembre, 2010

• Estática •

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Como azúcar en la lengua así se fueron tus besos, de lo dulce al inexistente al recuerdo en las papilas. Sensación casi olvidada y esas ganas de tus labios, suave elixir o veneno; amapola de la noche. En cada rincón, la estela, el humo de nuestras bocas demonios para los otros; perpetuación nuestra. Tus ojos que fueron míos espejismos en el cielo, reflejo de estrellas; mundano placer. Estática en tus muslos así pasaba la noche y eran años que se iban, como un segundo de dulzor. Se han ido como arena, como el viento, pasajero; ahora orugas y no mariposas trozos de papel mojado. Mar de lagrimas, esferas, sobre el colchón intacto pues aquí vive el insomnio; él no duerme y le acompaño. Estática casi inerte… Viviana Nevárez

• Olvidemos •

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Cada caricia que se anido los días de cansancio, todos, el rechazo ridículo al sexo olvidemos que existimos. Olvidémonos, uno al otro, esa es tu idea para sanar; mentir una vez más, agravar para sosegar tus mañas. Si vas a olvidarme, mátame, para no quedarme con esto poder exhalar, al fin sonreír descansar tranquila, morir. Saciar la culpa que te aqueja la que utilizas como escudo para ofender el recuerdo azotar mi alma, o lo que era. Olvidemos que fuimos todo que caminamos de la mano que a ella le decías vulgar, desesperada, pedestre. Que te daba risa su andar su papel barato, el mal gusto pero eso lo sabes y lo callas porque estas atrapado, exánime. Olvidemos pues tus desplantes cada error y abatimiento omitamos las verdades para que crea que le amas. Ha de ser muy cierto repetir hasta creerlo, si así enuncias cada noche para no aclamarle mi nombre. Olvidemos lo que fuimos lo que somos, negarnos , de una vez por todas. ¡Entiérrame! Sujeta más que tu sexo, tu valentía, desierta. Vivia

• A ti mujer •

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No pensarás que te he olvidado extraño la manera en que hablamos, amiga, diosa, pero no pude amarte; a ti mujer de imágenes prodigiosas. En tus manos encontré tantas respuestas las que obsequiabas sin pedir nada, y con el tiempo, ese mendigo; nos traiciono, no poseo nada de ti. Pude amarte en otro espacio, lugar, en un universo distinto; sin prisas… donde yo no fuese de alas negras, cadáver, una pequeña que rescatabas. Si hubiese visto tus caderas con deseo con esa pasión que une a los cuerpos, aunque fuera un sólo día; entregarte más que lágrimas y travesuras. A ti mujer, de mirada perversa y versos siempre vasta de silencios, ajena tan lejana como el intento de ser amantes, de darnos besos, sexo, amor. Me hace falta tu amistad en este escenario el recelo del momento, las discusiones, a ti mujer, que te has ido ya dos veces y no sé cómo llamarte sin desaires. Tal vez, en una noche de otros nombres, con luces tenues casi oscuridad me enamoraba de tu hermetismo, del orgullo que cargas

• El reproche •

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¿Por qué a mí y no a ella? ¿Por qué? si con el tiempo aún navego este sabor y ando asesinando ilusiones ajenas, el reproche por ser ahora mutismo. No callada, sino ausente, casi muerta con este odio hacia mí por seguir de pie con esta rabia por darte todo… Quedarme hueca, ser menos que vacío, porque no pasa nada no siento nada no me importa nada, no soy nada, el reproche es por haberte conocido. Por dejarme medio viva, por no concluir es esta agonía permanente que me heredaste y cada palabra enmarañada en mi garganta. Es querer saltar de un puente y marchitarme borrar el paso de aquel hombre incierto, ebrio, de sus besos etílicos y lengua de humo; es el cuerpo que no tengo, que está enfermo. Las píldoras de cada noche, para dormir o aparentar el sueño. El reproche es por mi desdén, por sacarme los ojos con los dedos. Son los golpes contra la almohada, el grito como si así se fueran mis lamentos; es el dolo, el capricho estúpido, el valor que me falta es más bien miedo, por los otr

• No se escribir el amor •

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No se escribir el amor y por eso te pierdo porque no busco perlas para posar en mi cuerpo ni cristales para adornar esta jaula yo no sé hacer promesas; las he olvidado. Por eso, no te digo el amor cada noche, yo no bailo para suspirar en tu oído y mentirte, decirte que te amo mientras bostezo o miró por condición a otro hombre, o mujer. Estoy casi segura, de que no iluminaré tus días y digo casi porque el absoluto es ingenuo tal vez las noches no sean tan frías o someras y no me pierda entre los muertos de siempre. No sé escribir el amor como lo escriben todos con tintas de colores y corazón de algodón, no encuentro sonrisas en el parque ni canciones o danzas de la nada con coreografías de musical. No sé, y no quiero saberlo; para no arruinarlo todo con las típicas frases de revista, a veces útiles, cuando llegan tiempos de ansiedad, idiotas, como esos que reciclan la palabra con un gesto intelectual. Es impredecible lo que haré mañana al despertar después de dormir juntos, de rozar la

• Debiste •

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A estas alturas puede que esté de sobra decirte que debiste quedarte en tu sitio, no acercarte a mí como un niño hambriento para no tomarte entre mis brazos. Sé, de alguna manera, que lo digo muy tarde cuando me has dado más que amor, silencios y yo te he correspondido igual; sé que he muerto que a veces con tus besos intentas revivirme. Debiste mirarme y decir: ¡ hola! seguido del ¡adiós! para quedar como recuerdo, como incógnita de no saber que hubiese sido, de soñar; mejor que ser pesadilla y alborotos del corazón. No llegaremos lejos con tu ansiedad de hombre, tus celos, esos que guardas clandestinamente entre tu orgullo, debajo del valor ficticio, para decir la nada, fruncir el seño y forzar la sonrisa. Disculparás mi tibieza, quizás, más ironía, pero debiste anunciar que cargarías todo mi pasado: para no decirte que pienso y siento, que soy lamento y que no te enteres que antes se fueron por aburrimiento. Debiste cerrar los ojos, dar la vuelta, para no creerme que mis delirios no

• Tentación •

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Voy a decirte que evito tus ojos, tus letras, el encuentro que se pospone casi por gusto por prolongar el instante, la tentación; y es que tienes en tus manos adicción. He de llamarte de mil formas, tú lo sabes, para que nadie se entere cuál es tu nombre en que lugares y a que deshoras me provocas y yo hacer de cuenta que eres nadie. Saborear tus besos por las noches, desearte como si no hubiera otro hombre o mujer, como si en tu cuerpo no existieran los efectos, porque en tu cama no hay tiempo ni recuerdo. Llamarte tentación o desconocido, condenarme y convertirte en ángel o demonio; peligro latente para saltar sin pensarte. ¿Qué será de tus ojos, de la mirada culposa que cargas a todas partes? Yo, en tu morbo pierdo la consciencia, y eso que llaman moral, tú que eres tú … cuando quieres, o nos sobra el tiempo, huimos; de todas estas cosas inertes. Déjame recordar que tenemos un contrato que entre juegos y desvelos nos amamos un rato para olvidar quién eres y quién soy tentación de mi

• Bailar •

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Bailar para secar el llanto, desvanecerlo, bailar con los ojos, saltar de un lado a otro bailar para olvidar, para caer, para reír, bailar por compromiso… bailar en soledad. Hacer de todo un baile hasta vomitar correr a escapar un rato, bailar y bailar, con la cabeza, los pies, gritar y bailar como si nada importara como si fueras feliz. Bailar para dejar las penas y escupir los miedos mientras dura una canción, desprenderse; bailar para elevarse, volar… ¡hay que bailar hasta con los muertos! Bailar para hacer el ridículo, irte bailando, ¡la la la la! bailar para que nos llamen locos insensibles, inhumanos, cuando todo se va… cuando todo se va a la mierda, bailar, bailar. Viviana Nevárez

• Resucitar-me •

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No basta cerrar los ojos e intentar dormir, yo quiero no despertar, no soñar, no vivir, dejar de cargar los brazos, este dolor… muchos pesares y un solo cadáver. Las calles son inmensas cuando estas solo y tus manos flotan en un vacío tan frío, el silencio, ese que algún día se disfruto ahora es veneno que arde, que punza. Hay veces que quiero detener el mundo arrasar con todo y todos, suspender más que un juicio, el sentimiento, y es que sentir es un lamento… eterno. No será suficiente arrancarme los labios y la lengua de tajo, para borrar los besos, dejar de hablar un rato, o dos, o siempre; sabemos, que mas que agonía es muerte. ¿Por qué me diste todo para dejarme nada? convertirme en sombra y melancolía ser lamento para otros, letras y despojos; manías que amenazan con volver. Ya no tengo ganas, hace tanto tiempo, es la noche el día, y es día inexistente; como el deseo por descansar, no llorar … y sigue siendo injusto respirar. Tomar a sorbos lo que me trae el viento tu aroma y t