• Debiste •


A estas alturas puede que esté de sobra
decirte que debiste quedarte en tu sitio,
no acercarte a mí como un niño hambriento
para no tomarte entre mis brazos.

Sé, de alguna manera, que lo digo muy tarde
cuando me has dado más que amor, silencios
y yo te he correspondido igual; sé que he muerto
que a veces con tus besos intentas revivirme.

Debiste mirarme y decir: ¡ hola! seguido del ¡adiós!
para quedar como recuerdo, como incógnita
de no saber que hubiese sido, de soñar;
mejor que ser pesadilla y alborotos del corazón.

No llegaremos lejos con tu ansiedad de hombre,
tus celos, esos que guardas clandestinamente
entre tu orgullo, debajo del valor ficticio,
para decir la nada, fruncir el seño y forzar la sonrisa.

Disculparás mi tibieza, quizás, más ironía,
pero debiste anunciar que cargarías todo mi pasado:
para no decirte que pienso y siento, que soy lamento
y que no te enteres que antes se fueron por aburrimiento.

Debiste cerrar los ojos, dar la vuelta, para no creerme
que mis delirios no maldijeran tus tardes, tus desvelos,
y así nos fueras víctima o condenado, a mi rostro,
solitario, a este mutismo depravado.

Pero aquí andas, sacándote la venas con los dientes,
apretando fuerte las cadenas, para someter el celo
para reducir el tiempo, casi desaparecerlo,
cuando debiste alejarte sin conocerme.

Ya no puedo esconderte que me duele dolerte
que yo cargo mis propios muertos, demonios,
y el desastre que parezco. Debimos ignorarnos
quizás odiarnos, debiste, mejor aún; aniquilarme.

Viviana Nevárez

Comentarios

Entradas populares de este blog

• Me llaman puta •

• De locura nocturna •

• Deberían ser ilegales tus caderas •