• Tentación •


Voy a decirte que evito tus ojos, tus letras,
el encuentro que se pospone casi por gusto
por prolongar el instante, la tentación;
y es que tienes en tus manos adicción.

He de llamarte de mil formas, tú lo sabes,
para que nadie se entere cuál es tu nombre
en que lugares y a que deshoras me provocas
y yo hacer de cuenta que eres nadie.

Saborear tus besos por las noches, desearte
como si no hubiera otro hombre o mujer,
como si en tu cuerpo no existieran los efectos,
porque en tu cama no hay tiempo ni recuerdo.

Llamarte tentación o desconocido, condenarme
y convertirte en ángel o demonio; peligro latente
para saltar sin pensarte. ¿Qué será de tus ojos,
de la mirada culposa que cargas a todas partes?

Yo, en tu morbo pierdo la consciencia,
y eso que llaman moral, tú que eres tú …
cuando quieres, o nos sobra el tiempo, huimos;
de todas estas cosas inertes.

Déjame recordar que tenemos un contrato
que entre juegos y desvelos nos amamos un rato
para olvidar quién eres y quién soy
tentación de mis lamentos, seducción que atemoriza.

Por tu lengua que es más vicio que premura
y esta noche que no ha de ser nuestra sino de nadie
así renovar nuestras frases que no han sido olvidadas
aunque sea unas horas, nos pertenecemos.

Aquí donde tus desvelos son los míos,
donde tu vicio es cómplice de mis delirios
de la locura enferma de ser tentación, de existirnos
y por el trago deleitable nos apostamos el ego, ajeno.

Viviana Nevárez




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