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Mostrando entradas de febrero, 2012

• Todos hablan •

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Todos hablan de fluir de la naturaleza de ser: justo, necesario. Sobrevivir. A veces mejor callar respirar el aire contaminado; subir una montaña. Poco a poco, encontrarse. Ando entre hierba mala entre insanos, inconscientes; entre quienes se creen locos indispensables. Nadie sabe amar, amar de verdad. Salir a la calle, conversar. Todos hablan de fluir. Cuentan los poetas: de enamorados de viejos olvidados, de calles llenas de colores o sabores. Cuentan de visiones y canciones. Algunos cantan lo que han visto lo que viven y sufren, otros lo lloran, bajo la luz nocturna o bajo la cama. Algunos buscan y nunca encuentran porque andan con el deseo en la piel con la mente ausente, ajenos; inventando universos (no alternos). Vicios, como decir: te amo, al viento; a destiempo y a quien no lo merece. De ganar, por convivencia y risas por gritos una vez al mes. Y sexo frecuente. Todos habl

• De aquellas despedidas •

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La vereda que siempre recorrimos un camino conocido, de principio y con final. De aquellas despedidas nocturnas de besos y caricias bastas. Ocultos, en ese espacio justo bajo la sombra de una luna, testigo; de cada una de las frases soeces, deseos sofocados bajo la ropa. Era cada noche una espera constante aguardar en la salida para verte llegar, sonriente; seguro de tus maldades. De aquellas despedidas, todos mis recuerdos. Tu mirada perdida en la mía jugando entre tus piernas paseando mi lengua por tu boca, veneno; suave y dulce veneno que mataría después. De aquellas despedidas alongadas con el tiempo corriendo detrás cuidándonos la espalda; los dedos. Para que nadie nos viese, obscenos. Malabares para escaparnos un rato huir del mundo, desconocernos; encontrarnos tirados en la calle haciendo el amor, haciendo la guerra. Mis manos aún te resuenan, como música abandonada. Con cada surc

• De copas y caricias •

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Imaginario, así te llamo a escondidas que nadie sepa que te espero, en las sombras. Llena de vicios y caricias. Saboreando licor, pensando. Me sobra una mano,  con una sostengo el licor me sobra también el tiempo y todas las noches. Nunca sé que hacer con mi cama vacía… Sólo tomaré tu cuerpo, sin artilugios malditos. Que sea de copas y caricias. Frases improvisadas, cero promesas; Manta de lujuria coleccionable, silencios largos y conversaciones cortas. Sin metáforas, sin amores por el momento ni de instante. Ha de ser el tiempo, culpable; de toda esta sospecha acumulada, me falta a veces la postura de inocente. Salir corriendo o acercarme demasiado antes y a destiempo. Con cinismo, para evitar a los enamorados hay que aceptar patanes. Ir de las copas a las caricias tragos de alcohol y sorbos de besos, sin crudas, casi sin decencia olvidando a los otros; hasta el amanecer. Locura, insana e impropia, emana de tu vientre la furia de todos

• Sin/ sin •

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Sin dueños sin sueños parásitos sin pasado, engendros sin futuro. Vagabundos olvidados, moribundos. Carentes, muy humanos. Decadencia universal desfragmentación social, ideas. Intelecto, nulo. Silenciando las voces pueriles, tontas. Hay que callar las lenguas. No vivos. Muertos, olores putrefactos. Sabiduría escatológica. Piernas abiertas bocas cerradas, lenguas ausentes. Ni, para, por nada, nunca; nadie. Ideología de papel. Movimientos, muchos instantáneos, momentáneo. Sin líder sin pluma. No hay gritos son gestos, ligeros; guerreros etéreos. Viviana Nevárez

• Aquí va tu nombre •

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Hombre, no voy a contarte toda mi vida tú no la necesitas. Ni a mi me sirve. Tienes en tus manos mil sueños, cuentos locos y desesperados. Un tanto inciertos.  ¿Cómo decirte que pienso que te quiero? Y digo pienso, por qué sentir no deseo, que te quiero. A veces más a veces menos. Te entiendo y no lo hago. Te extraño en mis silencios. Somos nada y eres nadie me digo todos los días. Palabrería que sostiene este juego para aceptar que eres etéreo. Sólo escribo tu nombre para que nadie descubra cómo te pronuncio, para que nadie vea que de noche te enuncio. Ebria, sola… te recuerdo. Escribo versos sin verso,  susurro  sin ritmo, sin sentido. Ya nada queda de ti, nada de tu nombre, bandido. Secretos que nos compartimos, fantasías. Aquí va tu nombre, hombre. A veces niño. Tú no sabes mucho pero entiendes de los azares de la vida, ironía del amor; comprendes que el alcohol es cura y compañía. Quiméric