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Mostrando entradas de diciembre, 2010

• Invierno sombrío •

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Son los días que pasan y yo me voy me alejo porque es mejor, ya no soy no estoy para el abrazo matutino o el beso de ocasión. Me gusta sentir mis pies desnudos callar si quiero, y gritar, ¡yo ya no puedo volar más! de promesas me agote, de ilusiones. ¡Qué pereza hacer verdad de la mentira! reunir cenizas o escombros, intentar unir partes, coincidir; fui fantasma de hace tiempo. Soy. A los daños en mi cuerpo, agradezco; la necedad por no sentir de nuevo no dar lo que ha de darse para morir, morir mil veces y resucitar. Son las noches en que duermo cuando me falta aire para respirar valor para continuar, ganas para despertar un día más. Del invierno sombrío, las dudas, de un pasado tan presente memorias que te acosan recuerdos que yo guardo, impertinente. Muerto como el deseo inexistente acabado, ausente; somos sombras retazos de otros, otras… cansancio atiborrado, marchito. Viviana Nevárez

• Alegato a la distancia•

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Aquí varada entre tanta gente como si el mundo me dijera algo o todo, y yo me niegue a no verte espero, como se espera el eterno. Cansada de carecer de alas de volar sí, pero distinto; harta de la burocracia del papeleo que es tenerte. ¿A quién le reclamo tu lejanía? ¿Quién carajos me dará la paz? eso que predican los soñadores, no soy de meras palabras... A mí me gusta sentirte real llamarte a casa para que vengas decirte que olvides, exclamarte, ser un segundo lleno de instantes. ¡Ah, pero este corazón terco! éste infante etéreo, éste músculo; ¿Quién le ha llamado así? ¿Quién ha hecho de él un icono? ¡Que vulgaridad este viaje! Enojados con los ineptos porque no traen tú casa a la mía o reducen el tiempo a la nada ¿por qué no te siento a destiempo? Es mi alegato a la distancia a mis enfermedades innatas el desenlace en la cuna en espera, espera del perfecto. Viviana Nevárez

• No ha de importar •

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Te miro pasar al atardecer de tu piel de madrugada, del amanecer en tus ojos el deseo de verte otra vez. No ha de importarme esperar cada tarde en una esquina, no ha de importarme llorar cada noche en un rincón. Si ha de ser en tu morada en tus diluvios de emoción, bajo tu cuerpo desnudo sobra la expresión del amor. El ícono malbaratado, el color de la pasión sobre tus brazos penderá la tan fallida ilusión. El desencanto al desamor la promesa del jamás dar la vuelta y retirarse para no sentir dolor. No ha de importar, no, que en la huida me desangre por negarme a la quimera a tus versos vagabundos … Recostarme en soledad a colorear los silencios, no ha de importarme que: el tiempo me exclame: ¡Cobarde! Viviana Nevárez

• Dos razones •

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Dos razones o más para ser una sombra remedo de tu boca del hechizo suspendido. Tu torso al descubierto la vulnerabilidad de ayer ser el miedo que sujetas el recuerdo y el placer. Tus manos indomables la sed que no se agota ser tus desvelos cansados el suspiro matutino. Mirarte mirarme es motivo para no poseer el tiempo para no depender de esto, no enamorarnos tanto. Dos razones para el amor dos palabras tan vanidosas te amo lanzado al viento enraizado entre el lamento. Por tu ausencia suscitada cuando se marcha el sol bajo el atardecer dorado te pierdes, yo me voy... Viviana Nevárez