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Mostrando entradas de febrero, 2010

• Tu andar •

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Fuiste y eres por que existes y estás sin aviso previo atacaste sin piedad ave de rapiña, ulcera de vida, error; tu andar ahora callado casi fantasmal. Y después de matar de arrancar trozos de carne ilusionadas por ti besos creyentes del volver a surgir de tu mirada la culpa que te hizo huir. Tu andar se perfila hacia donde voy entre tus lagrimas de irá y añoranza te comparto un pañuelo sin recelo he dicho lo que debía decir. ¡No hay odio ni rencor, es nada! no me mires como pidiendo perdón el tiempo persiste y esto es un suspiro aquí estrella opaca del cielo herido. Que sí tomo tu mano verás un castigo falsa esperanza tuya de querer mitigar, sedar esa pena que reconozco, ¡¿qué digo?! Tu andar ya no es el mío, habías elegido: Frente de un par de dedos, ideas cortas; hambre de ser un centro, universo; tomaste labios vulgares, cuerpos purulentos; bebiste frases soeces, recursos a destiempo. ¡Ay de ti y de mi cuando fuimos y ya no! tu andar parece pesado y no puedo ayudar yo caí en un abi

• De noche me faltas más •

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Es tan tarde y yo aquí contigo pero sin ti amor mío, ¿Qué dirán tus labios dormidos? voy besando insectos alados, dibujarte, mostrando el camino a tu ventana. Si sientes que te roban el aire, vida, que entre sueños te dicen: ¡te amo! son libélulas de mis labios liberados arrojados, ansiosos a tu océano. Embarcaciones gigantes se lanzan por ti cargados de caricias que invento a cada rato, como versos de poesía, adornando tu cuerpo con esta piel mía. De noche me faltas más, aquí cerca a mi lado tendido, exhausto e inquieto pertinente, sublime como el deseo nuestro o esa sonrisa tuya que me hipnotiza. Sé que tu cuarto se llena de bichos, susurran y alteran ese silencio que amas y es que les he dicho te canten mis sueños mientras duermes, tibio, inmóvil; tirano. Amor mío, el tiempo pasa lento, y hablamos del quizás y el talvez, larvas de este amor, taciturnos, plantados sobre esta tierra después de todo me bebo tus frases a sorbos. ¡Ay, es que de noche me faltas más! aquí en mis brazos tu

• Jamás entenderán •

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Subordinados, tantos; jamás entenderán intentando medir y cuantificar, nombrar; haciendo uso presuntuosos de racionalidad seudo intelectos que acusan ofendidos nombrarás loco al escabroso, libre. De presos y esclavos se inundan las calles mentes moldeadas para competir simuladas ¿cuál es el mejor antifaz? Hilo de caña, monstruos gigantes meneando tu cuerpo. Jamás entenderán si tratan de explicar una vida de contradicciones, revolotea; del caos nacerá orden y todo será igual lenguas ponzoñosas destrozando nada más sumisos desdeñosos intentando analizar. Espejos convexos tropezando entre sí girando para evitar encontrar su reflejo cuánto tienes, cuánto das, eso eres todos nacen y todos mueren, por igual. Proezas ilustradas de sabiduría, alardeando; lanzando clases de ética y moral, estilo, tejiendo reglas o patrones, cazando: de lobos y corderos se reparten el disfraz ¡corre, corre y después déjate alcanzar! Jamás entenderán, aprender de los demás de besos tibios de hombre contra mujer c

• Caricias vanas •

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Sobra la mitad de la cama, una almohada, todas mis ganas y algunas caricias vanas me acurruco con el cobertor rogando calor la aspereza de la soledad me incita a soñar: En vos he encontrado llanuras y desiertos, húmedos labios traviesos y embusteros ávidos engaños impacientes por nacer entre piernas enredadas entre calor y miel. Caricias vanas o desesperadas, que anhelan frases adjuntas en cada suspiro, gemidos, y el deseo vulgar de saberse perdido, afanoso, entre la transgresión moralista y la exaltación. Un par de gritos, la descarga sublime, sensual; de aguas pretenciosas, llanura de tu piel escombro de tus ganas perpetuadas en mi ser de arremetidas fantasías y hambrienta ansiedad. Caricias vanas y volver a comenzar, destellos, silencios entre el caos y el orden; nuestro Big Bang creando, destruyendo células de mar, melodías entre temblores de dos cuerpos; sexo y convulsión. Agotados naufragando entre abrazos eternos minutos que mueren ahogados entre la piel cadáveres del ayer, recu

•Infierno•

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Aquí me quedaré prendida de tu piel sobre tus piernas entre tus muslos justo ahí donde se encuentra, servil, el limite del edén y el abismo. Debajo de los sollozos arrojados, lanzados con descuido, casi precoz, al olvido, al recuerdo del ayer adjuntos tus labios sedientos. Precisamente debajo de tu obligo cerca de tu vientre, sobre tus caderas atinadas, rítmicas, abruptas; ahí nace y muere el infierno. Arder, no me importa, toda una vida e incluso más, eternamente divagar, deambular entre tus rincones viles planeando sobre tu deseo volátil. Condena al infierno llama insufrible, que en tus labios se evaporen los besos que en tu carne se disuelva la mía desorbitados del tiempo y asfixia moral. Pecado capital, apocalípticas miradas, ajenos y extraviados, uno en el otro, sin nombres, sólo seudónimos de dioses, sirenas decoradas de susurros, sorbos. Amor, infierno, justo ahí en tu cuerpo como centro de mi mundo, isla, estrella, cual libélula etérea en telaraña de seda yo no quiero paraísos