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Mostrando entradas de mayo, 2012

• El puro no •

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¿Qué será lo que esconden tus besos? ahí donde habitan tus recuerdos tu miedo que es mío y de nadie. Árbol de raíces anidadas, tierra de ti. ¿En dónde acomodo mi llanto cansado? en tus cajas empolvadas de pasado en las noches cuando nos deseamos; savia de tus ojos que guardo ávidamente. No me des promesas insufribles, etéreas, no quiero siquiera palabras como rosas: delicadas y suaves, como hojas de cristal; débiles pero hermosas. Yo no quiero eso. Pájaros muertos como sones sin son yo no quiero el puro no, sin lamentos, noches pardas de cuervos sin larvas. Trozos de ensueño, moralidad y sosiego. Todo solo, el puro no de frases gastadas papiros amarillos posados en tus piernas letras moribundas, disipadas, gangrenosas; usurpadas por demonios diligentes, falsos. ¿De dónde sacaré latidos para resistir? la delicia de saberte mío sin mi y sin ti devorarte cada centímetro, saciarme; de conteneos como péndulos perfectos. Yo no quiero ofrendas resplan

• Tú no •

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Tú no entenderás, no ves y no quieres ver que el cielo se deshace siempre entre tus dedos. Vamos a hablar de carne de lenguas que luchan de labios que devoran; como estrellas,  las caricias. Tú no eres río, lago, en tu sexo nacen y mueren océanos. Tributo a todas las noches. Te vienes, como viene el tiempo. De a poco y en silencios prologados. Como susurrándole al deseo. Y yo, yo en las tinieblas me quedo. No espero, no pretendo y no he de buscar. Nunca nada tuyo. Serás lo que siempre has sido. Libre. Dueño y señor; poseedor de algunos de mis delirios, nocturnos y por azares etílicos. Tú no podrás sonreírme bajo la luz caliente que emana de día, lo tuyo es el destello; una mancha que prevalece, sin molestar. Yo voy a esconderme de pronto sobre y bajo un colchón viejo, entre tus piernas; que bien entiendo, y seré de pronto un buen espectro. Con los reproches del mundo un par de gritos, una copa, humo,

• Si me quedo aquí •

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Si me quedo aquí sentada, estallaré y no serán mis sesos la única preocupación. Habrá miles de ideas sangrando por ti, palabras moribundas y consciencias suicidas. Colgaré mis ojos frente a mí, en una ventana para ver todo lo que se desgasta, observar de noche como cae el llanto ese que no reconozco y que pretendo ajeno. Si me quedo en casa no sobreviviré me acompañara una soga, navajas y pócimas  para hacerlo todo, de golpe. Que no quede duda, que no exista falla.  Si me voy de aquí ¿a dónde iré? si estoy segura que mis pies tienen memoria, y no quiero llegar a rastras a tu puerta; con las pestañas caídas y las manos cansadas. Y no quiero ir a ver tus ojos con ese halo de resignación  para encontrarme con tus sueños, todos frustrados y tu guitarra colgada en la pared. No quiero siquiera sentir que te extraño. Pero pretendo hacer lo mejor que puedo medio seguir viviendo, medio sonreír; porque estoy de acuerd

• Y van, Iván •

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Y van a caer los días como cae la noche Iván ¿qué es tu nombre, hombre? en el viento se acomodan tus palabras el saludo diario, el suspiro. Las hojas también caen sobre tu cuerpo, se acurrucan en tu piel blanca, luminosa; como la niebla, adornas el pensamiento y van a cantar las aves tus memorias. Al son de atardeceres olvidados así navegas por océanos innombrables, Iván, de secretos te construyes, de preguntas por lo desconocido que eres, somos. Ojos perdidos, ausentes, de niño de ilusiones mortuorias y heridas, amores que han dejado marcas, canciones, risas y burlas. Y van pasando los años… Con el preludio del abrazo la osadía pretensiosa de saborear tus ideas, ¡Ojalá sean de azúcar tus sonrisas! para empalagarme un rato al oscurecer. Y van con tus pasos, los míos;   moribundos, en el espejo del cielo nos veremos un rato para decirnos lo que inventemos al instante para dejarnos siempre, para olvidarnos nunca.

• Cíclico •

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Hay historias que se repiten poco, demasiado… en un círculo interminable. Repite tu nombre y deja de ser un extraño. En tu sonrisa se fijan mis labios en el sabor que tendría tu boca, destellos, gritos desesperados por encontrarme contigo. No hago al tiempo mucho caso porque con tiempo nos tropezamos, un día cualquiera y tal vez una noche. Hay abrazos que he guardado algunas palabras soeces, un canto desentonado; frases baratas, frases de enamorados. De tus ojos guardo el encanto un hechizo,  un amor que está enterrado; bajo tierra, bajo llave; bajo o sobre tu regazo. Oraciones que no se dicen como:  a veces quiero besarte, otras sólo estar uno al lado del otro. A veces pretendo amarte, no de golpe sino de instantes. Hay, siempre ha de haber aun cuando parezca vacío, ausencia, carencia; hay un cariño que por ahora es sólo mío. Viviana Nevárez

• Ya no te quiero •

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Ya no te quiero. Hay días que finjo que te extraño, me pongo a llorar pues te he olvidado. Olvidé, te juro que ya olvidé tu rostro el color que tenían tus ojos el olor de tu cabello y torso. No recuerdo tu sonrisa, busco en tus fotografías un trozo, una chispa de tu embrujo. Ya no te quiero. Me quedo quieta casi ausente casi muerta. Siempre a un poco y a tanto, ya no siento tus caricias. Dicen, todos dicen que en mis sueños te he encerrado. Lo creo, algunos días algunas noches; cuando te digo: Ya no te quiero. Secuestrado bajo mi almohada, en el océano que te lloré en tres años, ya no te quiero; me digo y me convenzo. A gritos, a golpes y bofetones me enseño a olvidar tu nombre a decir y decirle al mundo; ya no te quiero. Porque he dejado de creer en el hombre, en la mujer que con el amor; hacen daño.  Ya no te quiero ni a tu sombra que me persigue, ni a todas las memoria