Entradas

Mostrando entradas de julio, 2013

• Los que se aman •

Imagen
En jaulas se encierran los que se aman, de cristal e individuales, para verse o sentirse de vez en cuando. Se hablan pero en instantes, silencio. Se regalan lejanía, espacios grandes en cuartos diminutos. Uno come a las dos de la tarde  otro a las dos y treinta; a veces, cuando el día los llena de tedio… Se miran, se abrazan, se besan y aún saben que se aman. Y el tiempo se escurre, el tiempo. Los que se aman a veces se pierden se van, regresan; uno va extrañando más que el otro. Del mutismo  emergen suspiros varios que se esparcen por el aire que respiran; se llena el cuarto de palabras no dichas.  En jaulas con puertas cerradas, sin llave; con un camino, uno sólo, para ir y regresar. Los que se aman no olvidan estar. Al caer la noche se van a la cama uno junto al otro, se toman, se entienden; se saben ahí para despertar con caricias. Los que se aman duermen juntos, se quieren, se buscan de madrugada, siempre se

• ¿En qué piensas cuando estás pensando? •

Imagen
¿A dónde vas con tus silencios prolongados? Cuando te quedas quieto horas y no dices nada, mientras tu rostro enmudece junto con tus labios y yo me quedo pensando en qué estás pensando. Un juego eterno que no lleva a ningún lado de adivinar pensamientos, de suponer sentimientos, costumbres insanas, manías absurdas; de todos. Contener en la lengua las palabras  construyendo monstruos que después te devoran, una muerte lenta y agonía presuntuosa; desde dentro como carroña. Y el tiempo vuela como las hojas en otoño como vuelan las aves por el cielo, vuela como la vida y  su metáfora de un parpadeo. Otro lapso se nos va entre las manos, entre las bocas, un tumulto de días con sus noches de ombligos abrazados y besos o caricias. ¿A dónde van tus temores sagrados? Y las letras que me invento, que no tienen dueños que carecen de nombres, de personajes; las preguntas al viento siempre son a destiempo. Muchas horas corriendo e

• Se fueron •

Imagen
Las conversaciones impersonales se fueron la espera junto al teléfono, el paso del sol; aquellas copas en mano y las botellas de candor, se fueron las lágrimas y cadenas. Los eternos desconocidos, presuntuosos, presumidos las compañías fantasmas, los falsos amigos; todas las madrugadas en vela y en vano con la pluma y la hoja en mano.  Los arranques suicidas, los intentos fallidos. Las píldoras para dormir, para despertar,  para andar, para vivir. Se fueron… Las caminatas sin destino, el descontento. El sufrimiento prolongado, el sentimiento adormilado, efímero, solitario; se fueron los sin rostro. Las armaduras débiles, los seudo-caballeros, se detuvo el inverno eterno las poses mal hechas, desechas; el abrazo vacío. Se fue la nostalgia, amiga-enemiga y el tiempo que pasa… Viviana Nevárez