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Mostrando entradas de 2013

• No me busques •

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No me busques en el perdón o los hubiera, como todos no hagamos posos tan hondos ni cicatrices. De los besos dados, de los abrazos no tejamos barreras irrompibles, ni con los vicios vivamos como tantos/tontos. Que las caricias no se reserven para ocasiones especiales, fechas exactas, planeadas como quienes juegan a quererse. Los que aman no esperan la vida no es una telenovela, los que aman astutamente evitan la podredumbre. No asumas mis silencios como condescendencias, ni mis peticiones como permisiones; que la paciencia también agota al paciente. Que la enfermedad no nos alcance porque el pueblo está infectado y el día a día me angustia, la necedad y los velos. No me busques en los después ni en las segundas oportunidades, no somos cajitas felices ni videojuegos interminables. Viviana Nevárez

• No, no, no •

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No busques en el desierto un manantial no pretendas encontrar donde nada hay, no realces a quien no lo merece; no expliques a quien jamás entenderá.  No des explicaciones innecesarias, no permitas, no toleres lo intolerable; los otros siempre suponen. No esperes, el tiempo nunca se detiene; tu vida sí.  No tengas miedo de decir no ni vergüenza ni preocupación,  no necesites a nadie. Ama pero no poseas.  No busques, no encuentres no escuches a los necios, tercos, no des importancia al grosero; ignora a quién cree saberlo todo. No asumas los consejos escucha, descarta, piensa. No camines de la mano con un lobo tarde o temprano morderá, no creas todo lo que digo lo que escribo, preocúpate por lo que callo. No insistas, no jures, no insinúes, mis ojos alcanzan cualquier horizonte y todo lo ven. Mis ojos, mis manos, mis cuerpos; todos mis yo pasados. Viviana Nevárez

• Cuando te vas, cuando te ausentas •

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Una estela dejas a tu paso el olor de tu cuerpo perfecto. Caricia que le haces al viento, celos en cualquier momento. Son rastros gratos al gusto tu ausencia momentánea, y el reloj que avanza presuroso. Tu boca, que es tu boca y nada más. La calidez que emanan tus brazos, suave, tibia, armonía con encanto. El premio de llegar a tiempo al nivel exacto e incluso justo, donde tus caderas son proezas y no basta, siempre, con tenerlas. Un sueño con los ojos abiertos y vuelan sonrisas sin ninguna prisa, versos descompuestos;  una pausa que no tiene tiempo.  Cuando te vas, cuando te ausentas de está que es nuestra casa, te extraño y te extraña la puerta; lo inanimado. Todo aquí se queda en suspenso a la espera del regreso, escuchar tus pasos, sentir tu calor; y tener de nuevo un encuentro.   Viviana Nevárez

• Sollozos •

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Los tones sin sones El silencio Espacios que no estaban Lunares. Ni una sola señal Las miradas Demonios errados Excusa asfixiada. Un grito en la cama Un suspiro a destiempo No hay reclamo Océano que inunda el cuarto. Puertas con candado Ojos inundados Gota de agua Respiro. Los minutos andan Sorpresas Húmedos besos Dos palabras: Te amo (Sollozos) Viviana Nevárez

• Los que se aman •

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En jaulas se encierran los que se aman, de cristal e individuales, para verse o sentirse de vez en cuando. Se hablan pero en instantes, silencio. Se regalan lejanía, espacios grandes en cuartos diminutos. Uno come a las dos de la tarde  otro a las dos y treinta; a veces, cuando el día los llena de tedio… Se miran, se abrazan, se besan y aún saben que se aman. Y el tiempo se escurre, el tiempo. Los que se aman a veces se pierden se van, regresan; uno va extrañando más que el otro. Del mutismo  emergen suspiros varios que se esparcen por el aire que respiran; se llena el cuarto de palabras no dichas.  En jaulas con puertas cerradas, sin llave; con un camino, uno sólo, para ir y regresar. Los que se aman no olvidan estar. Al caer la noche se van a la cama uno junto al otro, se toman, se entienden; se saben ahí para despertar con caricias. Los que se aman duermen juntos, se quieren, se buscan de madrugada, siempre se

• ¿En qué piensas cuando estás pensando? •

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¿A dónde vas con tus silencios prolongados? Cuando te quedas quieto horas y no dices nada, mientras tu rostro enmudece junto con tus labios y yo me quedo pensando en qué estás pensando. Un juego eterno que no lleva a ningún lado de adivinar pensamientos, de suponer sentimientos, costumbres insanas, manías absurdas; de todos. Contener en la lengua las palabras  construyendo monstruos que después te devoran, una muerte lenta y agonía presuntuosa; desde dentro como carroña. Y el tiempo vuela como las hojas en otoño como vuelan las aves por el cielo, vuela como la vida y  su metáfora de un parpadeo. Otro lapso se nos va entre las manos, entre las bocas, un tumulto de días con sus noches de ombligos abrazados y besos o caricias. ¿A dónde van tus temores sagrados? Y las letras que me invento, que no tienen dueños que carecen de nombres, de personajes; las preguntas al viento siempre son a destiempo. Muchas horas corriendo e

• Se fueron •

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Las conversaciones impersonales se fueron la espera junto al teléfono, el paso del sol; aquellas copas en mano y las botellas de candor, se fueron las lágrimas y cadenas. Los eternos desconocidos, presuntuosos, presumidos las compañías fantasmas, los falsos amigos; todas las madrugadas en vela y en vano con la pluma y la hoja en mano.  Los arranques suicidas, los intentos fallidos. Las píldoras para dormir, para despertar,  para andar, para vivir. Se fueron… Las caminatas sin destino, el descontento. El sufrimiento prolongado, el sentimiento adormilado, efímero, solitario; se fueron los sin rostro. Las armaduras débiles, los seudo-caballeros, se detuvo el inverno eterno las poses mal hechas, desechas; el abrazo vacío. Se fue la nostalgia, amiga-enemiga y el tiempo que pasa… Viviana Nevárez

• Deberían ser ilegales tus caderas •

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Deberían ser ilegales tus caderas y el ritmo que toman, pertinentes. Ponerle un alto a las caricias o encerrarte por robarte las estrellas.  Esconderte en un rincón del mundo para que seas secreto maravilla oculta, paraíso en tierra. Deberían clasificarte como especie peligrosa y no en extinción, hacer de tus encantos códices; contrabandear tus besos por devoción.  Alongar o detener el tiempo en tus manos y después beberlo para embriagarse, reconocer que provocas más que sonrisas.  Castigar,   casi por obligación;   tus placeres. Que son los mismos   que poseo. Bajo la sombra o en pleno sol hacer de ti un prófugo o un deseo.  Viviana Nevárez

• Ya no hay pájaros muertos •

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Ya no hay pájaros muertos heridas sangrantes, nubes grises, no quedan más noches eternas; ni días sin sol o lágrimas.  Se fueron los insomnios perturbadores las ideas llenas de muerte,  algunas voces que eran constantes.  No hay letras suicidas en el mantel no hay sorbos mortuorios en mi café, no hay recuerdos, no hay memorias. Ya no voy arrastrando los pies.  El tiempo se escurre en mis manos entre las manos de todos, en las miradas, el tiempo se ríe. Debajo de la tierra los murmullos, los muertos que ansiaba revivir. Debajo los gusanos y purulencia; el hedor, los malestares.  Ya no hay pájaros muertos pero aún rondan los cuervos… Viviana Nevárez

• Flash •

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Los instantes que se multiplican, los silencios que hacen eco en las paredes; las sonrisas que se aparean. El beso colgando de tus labios, caricia furtiva, motivo de desvelo e ironía. Brisa de mar emana de tu boca, agua sin sal; río sin cause. Silencios que se cobijan con manos ajenas, en las sábanas de las camas donde los vivos duermen. Y están heridos pero también muertos. El viento que toca a la puerta y abre las ventanas. La tierra debajo de las uñas y los pies, voluntades adquiridas o patrocinadas. Coherencias, locuras y ternuras constreñidas. Todo en una caja imaginaria, el cubo, las cuatro paredes;  el abismo, la circunstancia. Regreso. Tu cuerpo anclado al mío, mis ganas que son tuyas y las miradas austeras, coquetas. El preámbulo a tus brazos, el vaivén interminable, alongado. Coronando el amor con tus muslos tibios. Nace y muere, todo estalla. Y creo en Dios, y en el universo. Los árboles, el viento, el sol y la luna. Lo qu