Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2011

• Con tus veinte •

Imagen
Aquí me tienen escribiendo al tiempo sostenido al pedazo de locura que me brindan tus brazos, aquí, escondiéndome del mundo; contigo. Con tus veinte, sin el tantos, de años.  ¿Qué hago contigo? Aún lo pregunto contigo y con tu desvarío matutino,  esa sonrisa escandalosa. Con tus manos; que bien saben cómo y cuándo tocarme. Trato de huir, ahora que puedo, hoy porque no me cuesta mucho dejar de pensarte, y no intento decir que te quiero. No lo hago, sólo cuando tengo frío y estas cercas. Con tus veinte vienes como primavera en invierno yo aquí con mis nubes grises y todos los recuerdos, yo, cargando un puño de amor siniestro; huesos. Y lo sé, tú no sabes ni a dónde vas o voy pero te quedas. Me cansé de decir que eres un niño, comparado conmigo y me preguntas a diario: ¿Cinco años te parecen demasiado? ¿Demasiado? ¿Quién soy yo para responder a eso? Tal vez, sólo cabe la posibilidad; de que sean suficientes. No

• Tequila •

Imagen
Convertir los días, últimos, en agonía sangrar por dentro y en silencio para que nadie sepa que aún te quiero, para que nadie me culpe por este amor. Con tequila finjo que te olvido doy vueltas por las calles solitarias, tomada de la mano de algún hombre; aburrido, soso. Hombre. Los días son como las noches, eternas y estos años una burla al corazón. Un golpe en el estomago, una bofetada; una herida punzante que no cierra. Con alcohol, humo de tabaco, barato. Besos desconocidos y versos mal hechos; así pretendo que no siento y te siento como si fuese ayer cuando despertamos, juntos. Y me digo a diario: ¡Levántate! ¡Levántate! como pidiendo auxilio, piedad… sólo un poco. De tu parte la extinción, de mi, de mi cuerpo; de cada uno de mis sueños convertidos en pesadillas.  Tequila, es sólo un estúpido pretexto, vano pero justo porque aquí no tengo nada que dar, y no deseo; yo cuento los segundos como distracc

• Sirena III •

Imagen
Otra vez sirena, fingiendo por ahí retomando el vicio para ser feliz. Nadie te sabe el secreto, lo olvidan de a poco entienden y luego desisten. Ahí vas sirena, bailando sin piernas buscando príncipes sin princesa castillos, ilusiones de colores; mil colores para pintar tus campos. Ningún hombre, joven o viejo ávido de experiencia o falto de ella; nunca entienden tus reclamos, falsos, las pruebas a los que les sometes… ¿Qué habrá en el fondo de tus pensamientos? Un dolor tan hondo, tan grande, sentarte horas en silencio, sonreír a destiempo; buscar en la copa de vino el beso borracho. Sirena, yo sé bien que se cansan tus brazos de tantos cuerpos que han abrazado, de tantas frases y promesas rotas; a ti parece que ya no te sorprenden. Otra vez sirena ocultándote en disfraces de argollas, de tinta, de escudo impenetrable; y quién sabrá que de noche has llorado sofocando el llanto con tu almohada fría. He a

• Todo o nada •

Imagen
I Nada tengo que pedirle a tu ternura vienes y te das en bruto, tan torpe, desesperadamente asfixiante; tan libre y tan cotidiano. Inocente. A tus palabras les tengo miedo tan inútiles, tan sosas.  Sólo frases, poco pensadas, sucias;  manoseadas. Le temo a tu mente ordinaria, masiva. De besos me inundas cada tarde algunas noches en que te encuentro, de promesas de no ser nadie; ni yo para ti, ni tu para mi. Nada. Jugando a ser amigos, enemigos, de repente amantes.  ¿A qué vienes si no planeas jugar? lanzarte al precipicio, intentar. II Yo estoy cansada de dudas,  de andar regalando caricias, a deshoras; cansada de beber alcohol y sonreír cansada de este vicio de ser paciente. No tengo nada de ti pero buscas todo de mi lanzarme besos frente a todos, luego huir; hablar de no enamorarnos, y llegar de imprevisto jugando al si pero no. Cortas, son demasiado cortas tus ideas  y no me acostumbro

• Ebrio •

Imagen
Te prefiero ausente, perdido, casi nato con la lengua suelta. Indecente, en tono soez, modalidad insulto.  Ebrio, jugando a ser don diablo. Con la mirada desorbitada, cantando como si el mundo no importará como si yo no fuese nadie ni nada. Ebrio, pretendiendo ser distante. Sentado creyendo ser invisible deseando, que baje una mano y te toque que sea un segundo la agonía, y no dos; ebrio, pensando que estás a salvo. Y me gustas ingrato, despiadado con ese tinte, que ocultas, de tierno; entre las sábanas tus desplantes son otros sonríes como un niño y me abrazas. ¿Qué pretenderás con tu máscara insensible? Andar regalando besos, luego arrancarlos. Irte, como si fuera detrás de ti, llorando; te quiero ebrio, a veces muerto. Inhumano. Escribir tu nombre y hacerte el ciego,  ajeno a las letras que dejo, te dejo; creyendo que es tu nombre el de otros aquí no hay espacio para esos hombres.  Inútil, como l

• De la noche •

Imagen
Cuando llega la noche, viene el encanto la valentía que nos quita la luz de día, es la espera incesante; adrenalina, bajo la luna ningún rostro es amigable. Hay magia debajo de los faros parpadeantes algunos moribundos mendigando caricias, besos que por siempre les han sido negados; y corazones rotos, y heridas. Nadie sabe el nombre de nadie, todo es enigma el velo que las estrellas otorgan, seguridad ficticia. Cientos de ojos que intercambian reclamos al viento, al tiempo que se ha fugado. La obscuridad trae cuidada la espalda de demonios que andan penando, fantasmas; muertos que caminan de milagro; asesinos… y también asesinados. Es el alcohol el remedio de los locos, olvidados de los que tienen los brazos vacíos; y el alma. Es el humo de tabaco, pretexto absurdo distracción equivoca del payaso errante. De la noche, un puñado de mentiras frases disfrazadas de verdades eternas, amistades fugitivas y

• Me enamoro •

Imagen
Me enamoro de ti y de todos del tiempo compartido y la ausencia, igual una mujer que un hombre; me enamoro de gestos e imprudencia. Amo los besos lentos y alargados con caricias varias y suspiros, muchos; la mano sobre y bajo la cintura jugando con la indecencia. Correr a deshoras por las calles en este pueblo que ha sido olvidado, rodear con mis brazos un cuerpo; tibio, como la taza de café matutino. Me enamoro del coral de tus labios del perfume suave que despides, mujer de largos o cortos cabellos; de ese amor que a todos asusta. Me enamoro del hombre que sonríe que huele a alcohol y habla de vida, del que parece un patán, embustero y no un príncipe sin castillo. Desde que sale el sol hasta media noche me enamoro de versos sin promesas, de todo a quien no teme al ridículo y de quienes cantan como locos. Pero me enamoro con valentía y riesgo con temores pero no apatías, ninguna; de ese amor que dura lo necesario l

• No puedo y no sé •

Imagen
Yo no puedo, no sé, como aceptar que no he de verte más. Me acostumbro a vivir olvidando, sanando heridas; cicatrizando. Se ha vuelto un vicio llegar a casa encontrar la cama vacía, todo ordenado saber que no has estado nunca aquí que no tengo el recuerdo de tus manías. Yo no sé qué hacer con tus labios el sabor que de ellos ha quedado, no tengo mucho para dar o darte; pero nada es lo que necesitamos. No puedo correr a buscarte desesperada como si estuvieras esperando. Es un mal sueño tu despedida; mas que un adiós, una huida. No sé porque le dedico tiempo a tu amor ese sentimiento casi inexistente, no sé porque de pronto fuiste indispensable; necesario para mis días, sufrible por las noches. No puedo y no sé dejarte sin tenernos, sin hablar de frente, besarnos lento y que me digas adiós sin miedos y que te marches sin que logre recordarte. Hazlo. Haz que de ti no recuerde nada ni tu nombre ni tu piel. Moreno, Alejandro

• ¿Cómo? •

Imagen
¿Cómo te llamo ahora, moreno? Ingrato, cínico, siempre has sido; borracho y encantador. A veces, sólo a veces perdido. Cómo hacer para olvidarte como amigo dejar que el tiempo no pese. Qué van a importar ahora los besos, la cama compartida; el sexo. Yo no puedo pensar en tus miedos no puedo y no quiero cargar tu mascara a ti te toca sofocar tus demonios, yo sólo te quiero... Te has ido porque parece lo correcto huir de todo lo nuevo. Y yo no olvido, tu sonrisa estúpida, tu alegría; tu cuerpo posado junto al mío. A tus manos no les falto nada ni tacto ni ritmo. Y ahora temo por tu voz ausente tu rostro; y esa pose de atractivo. Hombre, con cada letra y manía correr a los brazos que ya conoces y desechar estos que atemorizan, no has de ser el primero en irte. Qué y cómo te digo que somos amigos después de todo y tanto. Adultos, como dicen los que saben; tu y yo sabemos que ha pasado. Cómo negar que a su amor le f