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Mostrando entradas de enero, 2010

• Alguien real •

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Yo no quiero rosas en mis manos, ni promesas, no busco obtener la luna en un caja de cristal ni estrellas para que alumbren mi recamara no busco nubes, capullos, no quiero artilugios; regalos, joyas, ni monedas de oro. Yo no busco, no espero, no me escondo sólo quiero alguien real que sepa sonreír que no mienta, que no haga sufrir, un niño de sueños interminables y noches sin dormir; quiero abrazos de media noche y silencios. Sólo quiero un cuerpo que sepa arder algunas noches o todas, que endulce y tome un sentimiento puro y sin reproches, sin miedo lanzarse al abismo, entrelazar las venas y volar alguien real con defectos y ganas de luchar. No quiero pedazos de algo, ni goteros, sólo quiero sinceridad y noches de abrazos sin más días de sexo o de interminable ocio, sin pensar, carcajadas sin sentido y juegos de letras quiero lagrimas de añoranza, perpetuidad. Sólo quiero despertar o dormir eternamente busco reanudad o resetear mi mente, ahogar; alguien real que no busque redimirse, m

• Culpable •

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Sonrisas que emergen de tus gruesos labios y ese aspecto tuyo de ligero, te elevas; entre dientes suspendes palabras, secretos y yo te declaro culpable, te acuso: De llegar sin previo aviso y extenuarte buscar siempre en que ocuparte, claro, a veces quisiera partir sin deliberar arrojarme hasta ti sin importar nada más. Culpable de aterrizar en mis pensamientos, ultrajar y estremecerme con sólo imaginar que llegas y te vas, quisiera estar siempre, ir corriendo para nunca regresar. Tengo algunas fotografías de tu rostro he visto que no me reflejo en tus ojos es tan difícil descifrar si a ti te pasa igual y te declaro culpable por deambular. Quisiera ser estrella para posar callada, desde afuera te lanzaría destellos, besos, por la ventana de la cocina; entre hojas, o desde esa vista hermosa de la ciudad. Eres culpable sin querer serlo, quizás, y yo busco algún pretexto para hablar escuchar esa voz tan tuya, peculiar; déjame servirte leche y proveerte un pan. Me cuesta mucho creer, confi

• Hada •

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A medio día y de la nada un hada salto sin aviso asustada acudí a su auxilio y pude verla llorar. De su caída un ala herida se sacudía como queriendo, deseando, despertar… mutilada se agazapo. Hada de vestidos rosas de perlas en tu cuello adornando tus adornos te quebraste como yo. Incompleta me preguntas: ¿Qué me va pasar? siento una profunda tristeza remendada estarás, como yo. Anda continua el vuelo anda puedes volar aún yo vivo de mis sueños y creó que no he muerto. Hada, en tus ojos veo paz acaricias esa flor de cristal tu figura me recuerda a mí que entre lagrimas y espinas aún intento sonreír. Viviana Nevárez

• Bello pretexto •

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Llegas y te estacionas en mis noches acompañando mi insomnio con pretextos sonríes para interrumpir mi silencio con tus letras me dibujas lunas en la frente. Maldito, te escondes y desapareces sin más de tu rostro sólo pinceladas coquetas encantas con frases improvisadas, lejanas, como tu presencia ausente; y mi voz. De noche eres luciérnaga para mi oscuridad posas y reposas entre mis peculiaridades, del tiempo tan corto y efímero; te elevas vuelas desde tu universo hasta mi caos. Eres como pecado sin mal, simplicidad, náufragas en detalles, detonas en el particular intercambias lágrimas por poesía, observas de entre todo, la nada. No eres ideal pero buscas razones, pretendes sereno deambulas entre aquello que nadie ve tocas sin manos sin piel sin cuerpo sin ser explotas y proyectas lo que es y no es. Bello pretexto para mi inspiración sinuosa yo alego y tu retozas entre quizás y talvez; juegas a ignorar para después provocar construyes artilugios para que dancen en mí. De emperador o

Biografía de un beso

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Nací una noche tibia entre los labios de una pareja entre una conversación simple, yacía esperando, la respiración se agitaba entre ambos, se escondían, pretendiendo disimular el deseo que dentro gruñían. Crecí entre dos almas, culminando siempre, entre dos, cuando ambos seres se rozan entre sí, lentamente dejando latir los corazones apresuradamente, vibrantes; ellos aguardan en silencio. Sin poder alguno para detenerlos, me fundí entre ellos: ella temblaba y sus manos no sabían que lugar ocupar, decidiendo por fin, vagar por el rostro de aquel hombre él afanosamente queriendo demostrar su amor, la tomaba fuertemente en un abrazo impulsivo. Morí entre ambos, al inicio de todo, fallecí entre manos temblorosas y miradas distraídas, buscando, algo, lo que fuese, jamás encontraron. Mientras daban vida, entre amor se vieron a los ojos y quisieron olvidar esa noche aquélla tibia noche, ese lugar en donde existí y al mismo instante morí. Soy un beso que nació entre el silencio incomodo y agon

• Mejor enteros •

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Prefiero tomarte entero y no en mitades en cuartos talvez, de hoteles o tu casa; pensar en elegir mitad derecha o izquierda me priva un poco, mejor enteros. No seas ni naranja ni corazón cuarteados te quiero entero para beberte en partes, seguro te daré la mitad de mi nada pero enteros tus besos devoraré. Sin nombre que publicar en mis letras te llamaré hombre para hacerte misterio convertirte en anónimo y robar tu tiempo usaré artilugios en los que te reconozcas. Mejor enteros nos perdemos de la mano y en silencio con el cielo empañado entre colores rosas y destellos morados; reconozcamos nuestros cuerpos callados. Tengo frío en mis manos en mis pies, tengo tibias las ganas de imaginarte ser ¿qué es la vida sin la hemos de vivir? volemos hasta el crepúsculo de una vez. Escojo remover los males con sonrisas, secretas o públicas desde hoy por siempre darle otro significado a todo, salvarnos; mejor enteros que mitades entre hiedra. Cae la lluvia afuera haciendo melodías y yo le pongo let

• Eres luz •

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Siendo totalmente franca, gracias; porque has sido pañuelo y paciencia; amiga y más que eso, compañía soportando has sido mi columna y fuiste flotador en aguas oscuras. Eres luz brillante y blanca, eterna de fuente inalcanzable pero serena eres la mano que me hala del terror y mariposa que revolotea sin pudor tu me has sacudido varias veces. No podría agradecerte, jamás, tanto esta vida y salvarme de mi muerte, eres luz gigantesca y afanosa de tu mente tejes redes, frases, poemas que me fortalezcan. Tienes tanto en tu corazón, tanto, aún con tu palpitar retraído y loco entre arritmia y de estrés un poco eres luz de mis umbrales, amiga; después de tanto nada basta. ¿Qué te puedo dar, hermosa mía? grita fuerte lo que quieras te daré a ti debo estar de pie y tratar, algo herida, purulenta, pretender; a tu música y palabras, cada intento. ¡Gracias! Eres luz que me abriga cada paso y entre tanto y entre todo, continúas; me agitas, me reprendes, suspiras y entre tanto de lo tuyo, lo mío por

• Cielo •

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Nos cubre el mismo manto de estrellas yo aquí perdida entre mis ideas indiscretas tú ahí entre todo y tantos, apretados; ajenos a un rostro a detalle y cercanía y sonrío al vacío. Busco en el cielo un par de alas para saltar huir y tocar por un segundo un corazón arrojar sin retorno el dolor y sanar heridas borrar para siempre cicatrices. Me pierdo algunas horas en alguna voz en alegrías que se asoman en cada palabra y poesía que relata que alguien te lesiono, me pierdo a media noche, cada noche. El cielo de día es testigo de mi insomnio de noche dueño de mis lágrimas y cólera y derepente sueño con tus pretextos, demente, con tus prosas me abrigo del frío. Un espasmo en el universo, un aleteo simple, callado, el cantar de un jilguero; cielo en ti y en tus ojos que no veo, torbellino de luz de salvaje deseo y mil y una excusa. Cielo que ahora veo y en el escribo ‘te extraño’ aún cuando sé que no te darás cuenta al amanecer aún reconociendo que pueda o no pueda ser con todo y la migrañ

• No me has dejado sola •

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Desde esa fecha me acompañas siempre de día maquillas mi rostro y corazón y me lanzas al mundo con un empujón me halas de un brazo y mueves mis pies. No me has dejado sola desde entonces y procuras que siga respirando, normal, que no beba ese brebaje que es mortal y escondes las pastillas, navajas… Me besas en los labios fríamente, diario me sacudes los hombros para continuar me susurras al oído miles de locuras entibias mi alma y provocas mi ira. Por las noches me abrazas muy fuerte, es tanta la presión que siento asfixiarme toda la noche conversamos, agonizamos, y desesperas al verme morir lentamente. No me has dejado sola ni un segundo recoges mis lagrimas cada mañana y durante toda la noche ves mi agonía me sostienes la mano y el insomnio. Te reflejas en mi rostro y en mi locura no preguntas, no pretendes, tan sólo estás; a mi lado siempre desde ese día, paciente, no me has dejado sola, soledad mía. Viviana Nevárez

• Celos •

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Del sol que se esconde tras la alta colina y la luna que ilumina tranquila la noche del canto de algún ave gozosa y breve, tengo celos de nubes de azúcar; y paz. Un río cadencioso delineado de matorral, lombrices que festejan bajo tierra, humedad; de ramas medio desnudas sobre los árboles celos de larvas arropadas con seda y cordel. Migajas de pan que se arrojan a las palomas polillas que se estrellan contra faros lustrosos hormigas embarradas bajo suelas de zapatos tengo celos de llaves y mil cerrojos. De caracoles enterrados bajo arena de playa, luceros que se extinguen después de milenios mariposas que pintan el cielo de mil colores y labios que besan tallos de rosas con espinas. Sonrisas que hacen eco sobre el universo y gotas de lluvia que rozan rostros ausentes de la serenidad que regala la compañía celos del estupor que embriaga al hombre. De arrullos y cantos en los brazos de Morfeo, sabanas perfumadas y cuerpos tibios abrazados sentimientos eternos, sinceros y sin titubeos; ce

• Fuego en mi piel •

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Fugitivo de ojos marrón y labios de humo te he buscado sin buscar por que ansío, arde desde hace días fuego en mi piel me incendio cada segundo de noche. Ávida de las caricias de tus manos suaves inquieta por tus palabras, tu agitación, loca, desesperada por reír en el camino perpetuarte en mis caderas y mis huesos. Fuego en mi piel como llama de vela siempre encendida, angustiosa espera de tu vientre pendiente, sed de tu ser entrañables espasmos de tu sexo y miel. Anchura de tu espalda carente de besos lenguas hambrientas, huir por tus venas quemarte de dentro hacía afuera, saciarte; fuego que quema mi piel. Escurridizo hombre de alcohol y tabaco, embriágame entre tus brazos, desaparéceme, extingue este fuego para volverlo a encender empieza y termina, vente que me voy. Aquieta el fuego de mi piel translúcida, muerde, toca, asfixia y encuentra los píxeles dibuja la imagen que ocultan mis lunares; salvaje y voraz penetra mi carne y entra. Fuego en mi piel por tu piel, por tu sexo de pr

○ Insomne ○

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Aún no comprendo la fuerza de este sentimiento que habita en mí desde que me reconocí en sus ojos. Una sonrisa se posa en mi rostro petulante y vanidosa, pareciera que tiene vida propia e independiente; fue un reencuentro más que otra cosa, sabía que esos ojos ya me habían cautivado antes. Esas fueron las palabras que danzaban en mi cabeza cuando de lejos me tropecé con su mirada. Hoy hace un par de meses que no me visita doña sonrisa, creo que ha muerto y nadie vino a avisarme cuando ha sido el sepelio. Las horas se han vuelto densas, parece que mi espalda carga toneladas de hierro y por más esfuerzo que haga por tratar de descansar y retomar fuerzas, no logró estar en paz. A veces pienso que esta siempre ha sido mi realidad y todo lo demás fue tan sólo un sueño, un sueño. - Buenos días hermosa - Mmm… - ¡Despierta! Ya amaneció. Vamos a desayunar Siempre fue él quien me despertaba cada mañana, saltando, sonriendo e incluso siendo molestamente encantador. Quizá el motivo por el cual él

• Se largó •

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Perdida entre tantas cosas estorba el día y la noche sobra el tiempo, el oxígeno se largó la vida, el color. No hay inspiración, letras se largó la esperanza moribundos los sueños se desangran los recuerdos. Carencia de todo y nada se perdió el anhelo naufraga herido el corazón restos, fragmentos o la sombra. Se largó mi cuerpo, mi piel, hay hastío, peste, gusanos, huesos rotos y ojos secos hay tierra, silencio de ser. Viviana Nevárez

• Sofocando el deseo •

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Mujer de mirada ausente, callada, pálido rostro que emerge de noche sofocando el deseo que arde en la piel acariciando el recuerdo, la espera. Los labios rastrean otros labios húmedos y tibios para devorarse; las manos buscando tu sexo vapor de cada poro de tu ser. Sofocando el deseo por tenerte beberte a escondidas cada noche de día, perseguirte entre nubes palpar cada espacio y recoveco. Misión en espera de tu llegada entretejiendo la lujuria, ansias, guardando saliva para degustarte y beberte en cada suspiro. Hombre de nariz singular, perfecta, manos inquietas que exploran descubriendo lo incierto, ajeno, perpetuando el instante con besos. Sofocando el deseo y la espera, de cuerpos que encajan perfecto lluvia de estrellas, rocían la noche fulminan rincones, atrayendo. De piel contra piel, poesía, danza de cuerpo ávido, gemidos, agitación excitante, tus caderas, saciando y alimentando las ganas. Viviana Nevárez

• Desde aquí •

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Saturada de sentimientos y emociones confundida, retraída de la vida, la gente ajena totalmente ausente; muriendo en cada esquina cadáveres de ayer. Restos de besos destruidos, abrazos, despojos de lágrimas, insultos, furia reprimida, dolor constante desde aquí, quema por dentro. Añoro esa cama en donde dormía siempre tranquila, segura de todo, caían besos derepente y sonrisas un par de brazos apretaban fuerte. Desde aquí sólo percibo frío rompe mis huesos y perfora el alma dicen que tengo alma. Duele, la ausencia. Dormía tranquila. En esas paredes me acunaba una voz un cuento inventado, frases, letras, un silencio y de fondo su respiración en un tono medio bajo, sublime. No luchaba sola contra sombras no había pesadillas sin consuelos ni faltaban sentidos en mi cuerpo desde aquí recuerdo, anhelo. Ya no duermo y estoy cansada perdí el apetito, ya no cocino, mi sonrisa me abandono, me dejó el mismo día en que desapareció. Desde aquí, mi infierno, lloro y siempre tengo frío por dentro y

• Parpadeo ácido •

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Después de un rato volaban ratas en lugar de nubes había huecos todo perdía color frente a los ojos se escurrían las sonrisas, caían, graznaban los cisnes invisibles. Parpadeo ácido, relámpagos, cuerpos como velas desgastadas, escurriendo piel por todos lados derritiendo huesos, sangre, lenguas retorcidas a cada paso. Volaron tristezas y agonías, penas y la jungla de la vida flotando entre el tiempo inútil intentando cazar algún segundero murmurando garabatos al diablo. Parpadeo ácido y restos de ser sin nombres, rostros ni sexo, tambaleando corazones rotos sueños sin dueño, mentiras; orgías retorcidas de artilugios. Locura insana del deseo vulgar de mentes estrambóticas, lujuria; gritos multiplicados sin cesar llantos insaciables y maldad besos venenosos sembrándose. Parpadeo ácido de muerte leal ataques y espasmos repartidos luchas entre espacio y nada victimas de monstruos asesinos huracanes de humo que cercenan. En un instante todo se consumió recuerdos, anhelos e infelicidad sól

• Había tanta paz •

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Caminaba un camino desconocido aturdida por el silencio tentador entre cristalinas aguas y árboles; en medio del silbido del viento, acariciada por una brisa suave. Había tanta paz en mi cuerpo un frío penetraba en mis huesos y una calidez en el alma, silencio, en la cima de una roca inmensa parada, callada y observando. En mis pies el vacío precipicio el danzar del agua seduciéndome mis ojos vidriosos, llorosos, en mis manos un puño de recuerdos detrás de mi, yo, viéndome caer. Entre el sueño y la realidad, terminar de caer o regresar a morir lento, entre agonía y desilusión consciente de mi ávida persecución atenta a mi habilidad para viajar. Había tanta paz en ese lugar un deseo infinito de no regresar pero escuche una voz familiar la algarabía peculiar de mi hogar quizá hay que despedirse o intentar. Volaba desde la cúspide al abismo serena y contenta de terminar ahí entre la música de aves invisibles sin pesar alguno, sin reproches, y es que había tanta paz. Dos meses y un día han

• Demonios de la oscuridad •

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Ya no busco dejar una luz en el cuarto me quedo callada a mitad de la nada entre cuatro paredes y el silencio ignorando las voces que puedo escuchar. Demonios de la oscuridad, energías, millones de cosas perdidas, sufridas, y no busco sosegarlas más, ya no, apago la luz que me serena. Temblando me resigno a lo que sea a las voces, a las frases ajenas, me acerco a aquello que me reclama a las frías manos ausentes, intangibles. Demonios de la oscuridad que asechan me persiguen desde siempre y yo huyó, oculta siempre bajo la luz, cualquiera, un pequeño rayo que me acoja. De repente me quitan el aliento, sofocan intentando callar mis latidos débiles, demonios de la oscuridad que me ansían viven buscando el instante preciso. No me importa que se queden o se vayan ya no importa si me atacan o me matan, demonios de la oscuridad, ya no importa ya no quiero seguir ignorando, luchando. Se que mi respiración se agita, escucho, me persiguen en su pena, gritan su agonía, yo escucho, entiendo, hagan

• No me dejes aquí •

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No puedo dormir y tengo un cuerpo cansado mi corazón ha sido arrasado, devorado, cada segundo suplico por desvanecerme; ya no hay sonrisas ni felicidad sólo sufrimiento. Resignada me entrego a la soledad, tristeza, no ha sido fácil intentar continuar, arde, duele, mancera este amor: ¡No me dejes aquí! imploro fehacientemente, llévame, si acaso existes. Busco la forma de dejar de respirar, lacerada, sofocando sentimientos fallidos, mentiras, asesinando promesas fingidas, digiriendo; veneno, sólo veneno circula en mis venas. Cada noche me rasgo la ropa, la piel, lloro; repaso cada palabra leída, escuchada, inventada, se clavan como espinas en el alma los engaños anhelo, cada segundo, espero: ¡No me dejes aquí! A ti, titiritero del mundo, fuerza externa, divinidad a ti, si acaso existes te ruego, te imploro gritando; tómame a media noche, despiértame de este sueño ven por mí o simplemente sácame de esta vida soez. No me dejes aquí, ya no puedo soportarlo un día más te confieso que ha sido

• Memorias perversas •

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Sin cita previa ni planeadas noches sólo dos cuerpos tibios, sedientos, de memorias perversas y sexo miradas cautivas y labios secos. Detrás del sudor, tú, impetuoso una sonrisa seductora, provocadora; mi locura me incita a devorarte a buscarte debajo de mis huesos. Ocuparnos de una cama ruidosa silenciar el frío metal que desentona perpetuarnos en tu alfombra en ese espacio recurrente, ideal. Memorias perversas lanzarás, ansias, arremetiendo contra todo, mueres en mí devorando mis senos, y adoro tu carne tu sexo caliente y ese olor que emanas. En tus labios el roce perfecto, digno, de tus manos la sensación más intensa y la severidad con que me tomas encantada entre tus brazos elocuentes. Con tu lengua me embriagas, suntuoso, y tus confesados antojos, lujuria en ti que pretendes compartir; callado de tus memorias perversas, tu penetración. Tu agitación, mis gemidos, devorando; recorriendo tus muslos, tu pecho, lamiendo cada espacio, tragando tu pasión entre palabras soeces; un justo v

• Ni restos ni despojos •

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En tu mirada perversa, insostenible naufragan sofocados tus deseos entre perpetúo anhelo y austeridad de tu ser, coraza y escombro de ayer. Ni restos ni despojos, yo lo sé en tus curvas, dócil aguarda el placer; de mi grosera manía nada mencionaré tu perfume discreto: corteza y sed. De la torpeza, tu sencillez e inocencia en mi rostro un ávido retraimiento mis ojos colgados y sangre que brota del dolor de mi alma, laceradas sonrisas. Ni restos ni despojos, comprendo con tus abrazos y palabras me rescatas; disculparás mi carencia tan flamante es verdad que no emano más que muerte. De tus labios un recuerdo pertinente, la suavidad y un miedo aparente te sumerges como deseando florecer y en tu hermoso intento, tu corazón palpita. Ni restos ni despojos, ansiedad; eterno resplandor animado y fiel de tus manos alargaras, tus caderas, y esa situación del antes y el después. Viviana Nevárez

• Doble cara •

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Una mujer con ganas de vaciar el mundo creyendo en la ternura y entregando todo un hombre que lanzó promesas, lágrimas, y después se marcha buscando otros brazos de un instante a otro; prostituyendo el amor. Doble cara mostrando al destino, tristeza, en sus manos la sangre de un corazón trozos de carne seca que arranco sin compasión arruinando todo lo que sin duda le pertenecía asesinando de a poco el mundo en que vivió. Engaños disfrazados de culpas y penas, de juegos a escondidas y roces de otro cuerpo basura, bazofia y vil cobardía, engañar y huir regresar pretendiendo ser dueño y señor en sus manos llagas indicando el temor. De ella y su rostro pálido, agonía y cataclismo la sensación de un vacío y utilización, inútil; estúpida muñeca que en sus brazos cayó, eternamente convencida, confiando, sonriendo de aquello que él dio sólo hay veneno. La ponzoña mata lento, las burlas y desilusión, doble cara, escondiendo la cruel realidad un hombre que supo llorar e ilusionar, una mujer que

• Bebiendo tu cuerpo •

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Buscando noches furtivas para encontrarte con un frío permanente en mi cuerpo, la piel, añorando tus manos tibias en mis senos, de tus piernas torneadas mis ansias imploran tus ojos intensos no han visto los míos. Acércate y vamos juntos a perdernos el miedo naveguemos lejos de este mundo, ausentes, destrozando ideales fallidos, bebiendo tu cuerpo, aferrando mis uñas a tu carne, mi lengua a tu sexo, perdamos el sentido y la coherencia. Date prisa y regresa ahora, llámame, búscame, continuemos devorándonos las ganas, la pasión, escupe tus fantasías y ríe conmigo una vez más y otra y otra sin final, sin plan, sin nombre, te invito a cambiar de mundo, de vida, saltemos. Bebiendo tu cuerpo de noche y de día, gritando, saboreando esos hombros tensos, esos labios, y tu espalda delirante que procura mis besos; aquí estoy buscando tu olor en el mío fugitivo, audaz, abrázame fuerte y desaparezcamos. Quiero escuchar de tu boca palabras sin sentido, motivos, razones e historias, apriétame, empúja