• Celos •


Del sol que se esconde tras la alta colina
y la luna que ilumina tranquila la noche
del canto de algún ave gozosa y breve,
tengo celos de nubes de azúcar; y paz.

Un río cadencioso delineado de matorral,
lombrices que festejan bajo tierra, humedad;
de ramas medio desnudas sobre los árboles
celos de larvas arropadas con seda y cordel.

Migajas de pan que se arrojan a las palomas
polillas que se estrellan contra faros lustrosos
hormigas embarradas bajo suelas de zapatos
tengo celos de llaves y mil cerrojos.

De caracoles enterrados bajo arena de playa,
luceros que se extinguen después de milenios
mariposas que pintan el cielo de mil colores
y labios que besan tallos de rosas con espinas.

Sonrisas que hacen eco sobre el universo
y gotas de lluvia que rozan rostros ausentes
de la serenidad que regala la compañía
celos del estupor que embriaga al hombre.

De arrullos y cantos en los brazos de Morfeo,
sabanas perfumadas y cuerpos tibios abrazados
sentimientos eternos, sinceros y sin titubeos;
celos de corazones latentes e íntegros.

Vida sin reproches ni desilusiones amargas
de barcos que naveguen siempre a la deriva
promesas dichas y cumplidas, entrega;
celos de los cadáveres que asechan cada noche.

Viviana Nevárez

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