• El puro no •



¿Qué será lo que esconden tus besos?
ahí donde habitan tus recuerdos
tu miedo que es mío y de nadie.
Árbol de raíces anidadas, tierra de ti.

¿En dónde acomodo mi llanto cansado?
en tus cajas empolvadas de pasado
en las noches cuando nos deseamos;
savia de tus ojos que guardo ávidamente.

No me des promesas insufribles, etéreas,
no quiero siquiera palabras como rosas:
delicadas y suaves, como hojas de cristal;
débiles pero hermosas. Yo no quiero eso.

Pájaros muertos como sones sin son
yo no quiero el puro no, sin lamentos,
noches pardas de cuervos sin larvas.
Trozos de ensueño, moralidad y sosiego.

Todo solo, el puro no de frases gastadas
papiros amarillos posados en tus piernas
letras moribundas, disipadas, gangrenosas;
usurpadas por demonios diligentes, falsos.

¿De dónde sacaré latidos para resistir?
la delicia de saberte mío sin mi y sin ti
devorarte cada centímetro, saciarme;
de conteneos como péndulos perfectos.

Yo no quiero ofrendas resplandecientes
de piedras invaluables meramente furtivas
ni cielo inalcanzable o riquezas víricas
me arden, me duelen los excesos en jauría.

El puro no, limítrofes de tu cuerpo
de lunares que marcan territorios y lenguas
sexo vagabundo, cicatrizante, de huesos
y huellas penetrantes, falo y senos.

¿Cómo entender que digo que todo y nada?
lujuria sin freno pero secreto eterno
de dos sólo dos danzantes de fuego
llama árida, chispeante; el puro no perplejo.

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