• Del odio a mi amante•


Odio aceptar que me provocas
más que un deseo, temblores,
con un poco de tu presencia;
y despierto exhausta de pensarte.

¿Cuándo llamarás para quedarte?
para pedir que no sea sólo amante
tal vez, me fascina tenerte
y te quiero a todas horas, mío.

No quiero llamarte ángel
siempre has sido un demonio,
y entiendo tu cobardía
como finjo entender tu engaño.

Amo que exijas mi presencia
que planeemos vernos sin vernos.
Ya no puedo huir de tus caderas
del vaivén que nos deleita.

Odio que agites mi espacio
y piense en verte, a deshoras,
con los ojos cansados
a merced de tu llamado.

Ángel, creo que amo tu descaro
y llamarte demonio, hombre;
montarme en tu cuerpo
beber de tu pecho.

Quisiera ser iceberg ante tu hoguera
e ignorar las ganas o caricias,
pero a tu paso dejas un océano;
oleaje hambriento de tus muslos.

Yo no quiero verte, misterioso,
pues he descubierto tus hechizos
ese par de ojos tuyos y míos
que comparto con ella.

Dime, demonio de madrugada,
¿qué extrañas más que mis senos?
yo no puedo odiar tus ausencias
porque recuerdo más tu osadía.

Y odio aceptar que me encantas
como amante y sobre tu cama,
pero hoy odio más que me llames
sin siquiera enunciar sí me extrañas.

Viviana Nevárez

Comentarios

Entradas populares de este blog

• Me llaman puta •

• De locura nocturna •

• Deberían ser ilegales tus caderas •