• Mujer y diosa •
Recorro lento tu cuerpo
tu cabello es de seda,
huele a fresas, da paz;
cada rizo es un pretexto.
Besar tus ojos, tus labios,
esos labios que son un vicio
y yo me vuelvo tu adicto
tu pecado y penitencia.
Llegar a tu pecho, admirar,
desde ese ángulo perfecto;
ese par de senos tuyos
y la gloria que vive en ellos.
Ahí nace la lujuria y el encanto
entre la curva perfecta
nos tocamos sin recelo
y brota del silencio un suspiro.
Dame de beber de tu boca,
mujer y diosa, encanto;
pero no me ames ahora
cuando nos deseamos tanto.
Debajo de tus ropas
el mejor regalo y tormento,
soportar las ganas de tomarte
tirarnos al piso, desnudarte.
Abrazar cada centímetro
como sí el tiempo se nos fuera
en un segundo y para siempre,
hacer de tu vientre poesía.
Mujer y diosa, amante nocturna
he de dejar el pasado en la tumba
para empezar en tu sexo
y terminar los días en tu cintura.
El camino siempre es desierto
llegar a tus muslos y sostener
mi promesa: estar a tu lado
el tiempo que duré un orgasmo.
Viviana Nevárez
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