• Recuerdo •

Con los ojos abiertos sueño a todas horas
voy corriendo a ti y me recibes en tus brazos
un beso tibio de tus labios húmedos y bastos;
y volamos por la calle malgastando sin recelo.

En tus brazos me veo a diario, a tu lado,
abrazada a tu piel áspera y caliente
tocando tus muslos sedientos y tu sexo
mientras en tu rostro se dibuja la perversión.

Duermo contigo, me cobijas, todo esta bien
no hay lagrimas en mis ojos, ni dolor
no existe un corazón calcinado, herido, muerto,
en plena madrugada me buscas, encuentras.

En ese rincón tan tuyo y tan nuestro, colores,
garabatos que decoran, que iluminan, frases;
la continúa lucha por poseernos entre el si y el no
me acaricias sin tocarme y me bebes sin sed.

Dentro de mi tu carne, tu ser, y somos uno
y buscas mi mirada, llorando, de tus labios mi vida,
una frase que se eleva al viento y me estremece
en este recuerdo tan mío carente de un nuestro.

Tu espalda siempre pendiente de mis besos
de mi lengua que te palpa para saberte,
y tus manos me estrujan tan fuerte, tomas
siempre tomas y en tus ojos puedo verme.

Recuerdo siempre y me advierto al despertar
tú tendido con esos ruidos peculiares en ti
y me acurruco cerca, finjo dormir
espero que seas tu quien me despierte a mi.

En silencio te observo dormir, te admiro,
te animo y me veo a tu lado sonriendo
te beso en la frente para no despertarte
y ahí inconciente me dices lo que sientes.

Me gusta jugar con tu rostro, picotear,
y ver tu gesto extrañado por mis dedos curiosos
me sonrojo y me besas, adoras mi bobería
mi obviada monotonía y el silencio que soy.

Cada día y cada noche, recuerdo el lugar,
el tiempo, el aroma, y de memoria te recorro
te persigo para devorarte hasta dejar de llorar
hasta sentirte de nuevo mío aunque no estas
para que mi cuerpo respire de nuevo y viva
sólo por hoy.

Viviana Nevárez