Escríbeme un mail
El estar despierta la mayor parte del tiempo me ha permitido pensar, extrañar y llorar (sobre todo la última de estas). Da lo mismo si amanece o vuelve a oscurecer pues ya olvide que se siente descansar por las noches y tener un sueño profundo que se refleje en tu rostro al siguiente día.
Después de todo cada noche me sigo acorrucando en una cama fría y solitaria, acostumbrada a tus brazos tibios y tus constantes apretones casi asfixiantes, creo que es comprensible el recelo que ahora tiene mi insomnio a aquellas noches en las que eras tú quien me abrigaba con su cuerpo.
En el transcurso de la madrugada, mientras todos duermen y yo finjo que lo hago también mientras seguramente tú descansas en esa cama en donde descansábamos juntos; yo me abrazo a una almohada pretendiendo sentirme acompañada, sin embargo, cuando me observo en ese estado patético lloró y sufro tanto por intentar estar bien cuando no lo estoy.
Y es que sinceramente y después de todo, yo no tengo idea alguna del rumbo que esta tomando esta tristeza mía. Dicen que mañana es mi cumpleaños, yo digo que realmente no me importa.
¿Qué se supone que debo festejar? Un año más, algunas arrugas y kilos extras; quizá sería más conveniente organizar un sepelio, un velorio, debería incluso en pensar morirme el mismo día en que nací, aunque ya hace un mes y ocho días que camino muerta por esta vida.
Da igual, me siento abandonada en un hoyo que no tiene salida, abrumada por tu partida y sobre todo por esa tranquilidad tuya e indiferencia.
Ojala esta noche me tropiece con la muerte y la haga enfurecer, quizá así, por haberle quitado el tiempo con mis boberías, decida llevarme con ella para compartir su casa, su cama…
¿Me has leído? Supongo que ya sabes donde vivo querida o escríbeme un mail y dime por dónde andarás pasando esta noche. Así nos hacemos las tontas y te hago enfurecer (involuntariamente) conforme al plan. Disculparás mi altanería pero también es parte de todo este teatro.
Después de todo cada noche me sigo acorrucando en una cama fría y solitaria, acostumbrada a tus brazos tibios y tus constantes apretones casi asfixiantes, creo que es comprensible el recelo que ahora tiene mi insomnio a aquellas noches en las que eras tú quien me abrigaba con su cuerpo.
En el transcurso de la madrugada, mientras todos duermen y yo finjo que lo hago también mientras seguramente tú descansas en esa cama en donde descansábamos juntos; yo me abrazo a una almohada pretendiendo sentirme acompañada, sin embargo, cuando me observo en ese estado patético lloró y sufro tanto por intentar estar bien cuando no lo estoy.
Y es que sinceramente y después de todo, yo no tengo idea alguna del rumbo que esta tomando esta tristeza mía. Dicen que mañana es mi cumpleaños, yo digo que realmente no me importa.
¿Qué se supone que debo festejar? Un año más, algunas arrugas y kilos extras; quizá sería más conveniente organizar un sepelio, un velorio, debería incluso en pensar morirme el mismo día en que nací, aunque ya hace un mes y ocho días que camino muerta por esta vida.
Da igual, me siento abandonada en un hoyo que no tiene salida, abrumada por tu partida y sobre todo por esa tranquilidad tuya e indiferencia.
Ojala esta noche me tropiece con la muerte y la haga enfurecer, quizá así, por haberle quitado el tiempo con mis boberías, decida llevarme con ella para compartir su casa, su cama…
¿Me has leído? Supongo que ya sabes donde vivo querida o escríbeme un mail y dime por dónde andarás pasando esta noche. Así nos hacemos las tontas y te hago enfurecer (involuntariamente) conforme al plan. Disculparás mi altanería pero también es parte de todo este teatro.
Viviana Nevárez
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