• Suicida •
El tiempo se detuvo en un instante, se ha alongado el malestar
por estar, por ser; ya no hay ganas ni placer; sólo insomnio
y este deseo suicida de acabar con la agonía de seguir de pie.
Hay que arrancar los besos falsos, de labios manchados
de cobardía, por pensar en la mujer del día, engañada,
miserable, como el sentimiento que cargamos tu y yo, infame.
Ni moteles ni llamadas perdidas, o culposos 'te extraño'
por solicitar caricias, amargas como la hora de la despedida,
ahí en ese sitio en que arrojas a la otra y abres el telón.
Es suicida el pensamiento que me embriaga cada noche,
en soledad, entre promesas falseadas e ideales irreales
mortuorio el recuerdo que ha quedado debajo de mi falda...
Y es que no son heridas, ni cicatrices; esto es ahora y siempre,
interminable, constante, es deprimente. Ser un rostro aludido
de fotografías familiares arrojadas al abismo, empolvadas.
Dormir deseando no despertar, buscar el espacio y el lugar
donde perecer sin lamentaciones, para no dejar rostros dolidos;
por trivialidades absurdas y esquizofrenia adquirida.
Hay que rasgar las ansias y el amor encapsulado, terminar;
morir por necesidad, por gusto; por el antojo suicida,
sin notas ni disculpas, sólo partir sin dejar finales o principios.
De tus amores y mis reproches, de la ironía de perderme
contigo y sin ti, por el veneno del silencio de tu boca,
llave de mi sexo y estropajo de tu piel, prostituta de tus miedos.
Ni tus arranques de locura, de premura incontrolable, ignominia;
desangrarme como insulto, colgarme como amuleto para tus luego,
tomarme un gran coctel con lexotan y ropinol...
Opciones nada más para apagar el desconcierto, dolor perpetuo,
de andar dibujando sonrisitas de papel, desdoblando artilugios;
presenciando el ignoto de la felicidad adquirida, vendida, usurpada.
Suicida, como la noche y el día, como el amor compartido,
el imbécil más imbécil, el idiota impertinente, el único después de tanto;
la crédula accesible, pañuelo de tus lamentos, enferma, muerta...
...suicida, asfixiante y petulante. ¡Cansado, cansancio...
del hola, del adiós, hasta nunca o hasta siempre.
Viviana Nevárez
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