-Memoria 4-


Fue un beso diferente, mi cuerpo temblaba de horror. Buscábamos encontrarnos, por eso caminé por el pasillo y estropeé tu travesura. Fue una mirada, la noche que arrojaba bocanadas de aire fresco, ese lugar perfecto…

No recuerdo nada antes del abrazo, la agitación en el pecho. Rozar nuestras mejillas, para encontrar tus labios con los míos; y fue ahí cuando descubrí que podía suspender el tiempo, olvidarme de todos, ser uno, creer en ti.

Yo sé quién eres, por eso me aferré a tus brazos para ser nada más que el instante. -¡Tengo miedo!- fue lo único que podía pensar. Fue tu sonrisa la que me insistió en creer, y cada promesa que vino después.

Llegar a casa para leer nuestros delirios, y reír, como un par de niños, de todo. Fue una noche, ese abrazo extenso, la tibieza de tu cuerpo y un sincero murmullo diciendo: ¡Te quiero!

-¿Qué respondes a eso?- Yo sólo sonreí para no perderme entre tu cuerpo, tus ojos, y tus manos. Caminó consciente de que me ves huir, y que pasaste varias horas frente al espejo, sólo para mí.

"Me gusta cuando callas por que estas como ausente" - Decías cada que me perdía en la nada- para traerme de allá de la mejor manera.

Yo creo que después de tanto, callar no era tan bueno, ni pensar o escribir. Debí arrojarme a todos, no darme a ti… para no esperar tu adiós. Otra vez, me voy, porque el día no espera… no espera.

Comentarios

Entradas populares de este blog

• Me llaman puta •

• De locura nocturna •

• Deberían ser ilegales tus caderas •