• Duelo •


Engañar, es jamás decir lo que pasa
y acomodar palabras para evitar realidades.
Tontería, es andar gritando que no entiendes nada
cuando sabes todo. Frialdad, es dejar que otros me llamen imbécil
mientras tú te quejas.

Permitir que el mundo deforme tu historia, nuestra,
para exponer, absurdamente, desilusiones;
¿a quién le importa una novela de amor moribundo?
un abrazo medio tibio y un beso cadavérico.

Mentir, es no haberte dicho que me estoy ahogando,
es arrojar promesas que no cumpliremos;
falsear la verdad y adjudicar problemas.
Yo no soy mujer de charlas o confidencias.

Lanzar palabras a océanos, es irrelevante,
como escribirle cartas al cielo pidiendo inalcanzables
¿de quién necesitas consejos para enfrentarte?
¿de mujeres con pequeñas ideas y palabras huecas?

Me canse antes de cansarte, evadiendo traiciones
y los típicos por qué; me olvidaras antes de olvidarte.
No pretendo que esperes, vete, y yo entiendo que me odies
y te alejes.

Para mí no hay tiempo, todo se consume,
sólo hay frío y el castigo eterno del recuerdo
este insomnio que detesto, vete, para no llorarte;
poder fingir que no te quiero y convocar a mis amantes.

Me di por vencida sin batalla, aburrida del ritual de cortejo
de cada noche de espera, de cada beso agrietado
de los cuentos que dejas en cada amigo con faldas,
en los secretos que gritas y los insultos a mis espaldas.

Volaré sin rumbo, hasta caer desahuciada,
cuando mis alas sangren, cuando no queden fuerzas
para sentir que estuve, pero me fui a tiempo;
antes de destrozarte antes de humillarme.

Dejar, es la historia de siempre, los nuevos comienzos
el insulto aparente. Secar las ganas de golpe,
las ilusiones postradas, el sueño del enamorado;
es jugar con la suerte, convertirse en demente.

Viviana Nevárez

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