• Sirena II •
Siempre
es de noche en tu vientre.
Las olas son un recuerdo, constante,
el susurro eterno de mil hombres;
todos ajenos, todos distantes.
Hombres que caminan erguidos,
animales disfrazados de simios pensantes.
Corazones de piedra, coleccionas;
Las olas son un recuerdo, constante,
el susurro eterno de mil hombres;
todos ajenos, todos distantes.
Hombres que caminan erguidos,
animales disfrazados de simios pensantes.
Corazones de piedra, coleccionas;
para
adornar tu pecho sangrante.
Siempre
hay desierto en tus muslos,
desierto que se ha jurado fecundo
y navegan sin destino, piratas;
a mares pocos profundos.
desierto que se ha jurado fecundo
y navegan sin destino, piratas;
a mares pocos profundos.
¿Quién
ha de ser tu luna, sirena?
la estrella que abrigue tus noches
la luz que de vida a tu rostro,
el agua sexual que ahogue tus miedos.
la estrella que abrigue tus noches
la luz que de vida a tu rostro,
el agua sexual que ahogue tus miedos.
Nada
queda después de tus besos, salados,
del arrebato de irte lejos, correr contra el viento.
Nada, después de esconder la niña que eres
y dejar morir la mujer que te sientes.
del arrebato de irte lejos, correr contra el viento.
Nada, después de esconder la niña que eres
y dejar morir la mujer que te sientes.
Coleccionas
zapatillas, perfumes y trapos,
como hombres y sus lánguidas promesas.
¡Eres sirena, mujer, pequeña de mis ojos!
Una sirena enamorada.
como hombres y sus lánguidas promesas.
¡Eres sirena, mujer, pequeña de mis ojos!
Una sirena enamorada.
No
navegas con premura por despecho
a tus ojos les han sobrado encanto y estrellas,
a tu lengua de gitana no le hace falta nada.
Eres sirena, misterio y gala.
a tus ojos les han sobrado encanto y estrellas,
a tu lengua de gitana no le hace falta nada.
Eres sirena, misterio y gala.
Quién
podrá ser capaz, hermana,
de ver más allá de tu sexo
o del palabrerío que emanas.
Yo sé sirena, que te cansó lo pedestre.
de ver más allá de tu sexo
o del palabrerío que emanas.
Yo sé sirena, que te cansó lo pedestre.
Es
de noche siempre en tu vientre
y en las escamas que cubren tu cuerpo;
ahí donde guardas celosos conjuros
ninguna ilusión. Pero eres sirena…
Licor, amor, fuego que quema.
y en las escamas que cubren tu cuerpo;
ahí donde guardas celosos conjuros
ninguna ilusión. Pero eres sirena…
Licor, amor, fuego que quema.
Viviana
Nevárez
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