• Delirio matutino •





Espero que el sol se cansé del día.
Día, cuna de pasiones y temores.
Con el alba, se irían todos los recuerdos.

Huir como huye el verano del invierno
ajeno, distante; descontento. 
A la tormenta inquieta, besaremos;
a la nube gris y solitaria.

Cómo evitar al sol impaciente
a la ola de sudor, agua sal;
gota que se derrama sobre los vientres.

Con el tiempo estéril de la mañana,
nada quiero, nada. Ni un espacio,
sombrío. Ni el deseo de ser espectro.
Humo que nace y muere en tu boca.

De tu boca, el infierno de los pobres,
lucha de placeres, de vicios acuosos;
agua insípida, rocío de madrugada …

Son delirios, delirios matutinos
escribir a deshoras, a destiempo
queriendo ignorar, creer ignorar.

Vamos, ahí vamos, palideciendo
con la tarde, ansiosos de noche.
Ahogando desesperados la caricia,
en océanos circundantes; prestados.

De navíos, lenguas ajenas. Amantes,
todos sin rostro. Con el sol se ocultan,
temiendo al resplandor, al calor.

Arderán las llanuras de mi cuerpo
atajos, huellas de bandidos,
con el sol; se irían todos los tormentos.

Besos, de besos llenar toda la noche
como estrellas en el cielo. Besos,
sobre la cama, sobre senderos desiertos.
Besos, todos, siempre deseando ser tuyos.

Delirio, sólo un delirio matutino.

Viviana Nevárez



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