• Usted •


Le hablaré de usted para tener un pretexto
fingir un rato que no le pienso con arrebato,
sin ropas, sin palabras, sólo besos;
usted, y que nadie se entere de esto que siento.

Guardar en secreto su nombre
que sea sólo mío y del tiempo,
el minuto que se consume entre sus muslos;
el segundo que compartimos desnudos.

Usted, el demonio de todos mis sueños
los pecados más grandes,
la piel más suave. Un golpe a mi pecho;
otro a mi ego.

Usted el primer y último reclamo que tengo
de y por mis silencios, de alguna caricia fugaz,
nunca por celos o por otros cuerpos.
Injustos, que sean todos injustos con lo nuestro.

Darle a su piel una cuota de besos
de pies a cabeza, con escalas en su sexo;
dibujar en su espalda un deseo
no fugaz ni incompleto.

Gritar en pleno centro de la ciudad
que usted es el único secreto que tengo,
sin rostro. Gritar, que de noche usted es fuego;
y quema, de adentro hacía afuera.

Pero le hablo de usted frente al mundo
porque al cerrar la puerta, somos uno;
y eres tú y soy de ti. Enteros, nunca mitades,
usted, hilo que sana mi herida.

Le bebo, a usted le bebo a cucharadas
para que nunca se acabe,
le invento nombres; canciones, poemas;
posesiones y posiciones sobre el colchón.

Usted, invierno en primavera
otoño, dulce y venenoso argumento.
Extrañarle.

Viviana Nevárez

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